El huracán Milton es ya un evento sin precedentes en la historia reciente de Florida, según las autoridades locales y expertos en clima. Con vientos que ya han alcanzado los 270 km/h, este fenómeno natural ha sido clasificado como un huracán de categoría 5, lo que indica el máximo nivel de peligro en la escala de huracanes. Se espera que este potente huracán toque tierra en la costa oeste de Florida en la noche del miércoles o la madrugada del jueves, afectando principalmente a zonas como Tampa y el condado de Hillsborough, junto con otros puntos críticos a lo largo de la costa.
La inminente llegada de Milton ha llevado a las autoridades a emitir órdenes de evacuación para más de 5 millones de personas, en un intento por prevenir una tragedia mayor. La alcaldesa de Tampa, Jane Castor, ha advertido sobre la gravedad de la situación a través de declaraciones contundentes, sugiriendo que aquellos que elijan quedarse en las zonas de evacuación están arriesgando sus vidas ante un huracán calificado como el peor en un siglo.
El presidente Joe Biden y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, han hecho llamamientos urgentes a la población para que evacuen las áreas en peligro inmediato. Biden ha enfatizado que el momento de evacuar es ahora, señalando que estamos ante una cuestión de vida o muerte. DeSantis ha insistido en que la costa oeste del estado debe estar preparada para un impacto mayor, subrayando la importancia de seguir las indicaciones de evacuación.
Milton ha provocado un caos en las carreteras, con imágenes de atascos kilométricos y gente tratando de escapar de las zonas en riesgo. Los esfuerzos de evacuación se ven complicados por el pánico y la urgencia de la situación, mientras que los refugios se están preparando para acoger a aquellos que no pueden evacuar a zonas más seguras.
Estas comparaciones iniciales sugieren que el huracán Milton podría superar a tormentas históricas como Andrew en 1992 y Katrina en 2005. La combinación de marejadas ciclónicas, lluvias torrenciales y vientos intensos amenaza con provocar daños catastróficos a la infraestructura de Florida y, más alarmantemente, una posible gran pérdida de vidas.
A pesar del caos y la severidad de la situación, los equipos de emergencia están trabajando incansablemente para preparar las ciudades y retirar escombros, intentando minimizar el impacto del huracán tanto como sea posible. Las autoridades continúan instando a la población a que tome este huracán con la mayor seriedad y siga las instrucciones de evacuación para salvaguardar sus vidas y las de sus familias.
