En un movimiento que marca un cambio significativo en la política alemana, Friedrich Merz, el recién electo líder conservador de la CDU, ha dejado claro su compromiso de reafirmar la posición de Alemania en el escenario mundial. Poco después de su triunfo electoral el 23 de febrero, Merz ha sido enfático en su mensaje de que Alemania tiene que recuperar el respeto internacional que merece. Su afirmación de que “Alemania ha vuelto” encuentra su primera gran manifestación en la aprobación de una reforma constitucional en el Bundestag que permitirá al país elevar su techo de deuda. Esta medida abre la puerta a significativas inversiones en el sector de la defensa y en un fondo para infraestructura de 500.000 millones de euros, con un fuerte apoyo reflejado en 513 votos a favor y 207 en contra.
La aprobación llegó incluso antes de la formación oficial de un gobierno de gran coalición con el SPD (Partido Socialdemócrata), señal de un acuerdo político de envergadura que también ha incorporado a Los Verdes. Esta reforma, sin embargo, contrasta con las promesas de campaña de Merz, quien ha justificado su cambio de dirección debido a las transformaciones en el escenario europeo, especialmente tras la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, y los desafíos presentados por la agresión de Putin contra Ucrania y, por extensión, contra la seguridad y libertad europeas.
Con esta reforma, Alemania levanta las restricciones al endeudamiento público en lo que respecta al gasto militar, permitiendo al país asignar significantes recursos financieros para reconstruir su ejército, la Bundeswehr. Este esfuerzo pretende no solo renovar la capacidad defensiva alemana sino también garantizar la libertad y la paz en Europa. La reforma envía un potente mensaje tanto a actores globales como Rusia y Estados Unidos, como a la propia Unión Europea, sobre el papel renovado de Alemania como pilar de la seguridad europea.
El acuerdo ha sido también bien recibido por representantes del SPD, señalando su importancia estratégica tanto para la UE como para Ucrania, en un momento en que las ayudas militares estadounidenses han experimentado interrupciones. La reforma, que aún necesita pasar por el Bundesrat, promete impulsar a la mayor economía de Europa, enviando un claro mensaje a la UE de que Alemania está lista para asumir un papel más central en el mantenimiento de la seguridad del bloque.
Este giro de Merz hacia una firme posición en defensa de la UE y sus valores distingue su liderazgo, alineándolo con predecesores comprometidos con la integración europea, como Helmut Kohl. Sin embargo, desafía también la antigua tradición de precaución alemana en cuestiones de gasto militar y endeudamiento, indicando un nuevo capítulo en la política alemana, uno que prioriza la seguridad y la estabilidad europeas frente a los desafíos globales actuales.
La reforma representa no solo una victoria política para Merz sino también un decisivo paso adelante en su visión de una Alemania y una Europa más seguras y proactivas en el ámbito global. A pesar de las críticas de partidos como AfD y Die Linke, que calificaron la medida de antidemocrática, el futuro parece indicar una Alemania preparada para asumir sus responsabilidades internacionales con renovada convicción y capacidad.