El estreno de la nueva temporada de «Vamos a ver» en Telecinco venía cargado de expectativas gracias al fichaje de Alejandra Rubio, generando un intenso foco de atención sobre su primer encuentro con Alessandro Lequio, un colaborador notoriamente crítico con ella, su entorno y pareja. A pesar de que los días iniciales en el plató transcurrieron bajo un ambiente de cordialidad y respeto, la situación dio un giro completo este miércoles, 18 de septiembre, desencadenando una tensión evidente que tenía como núcleo las dudas alrededor de la profesión de Carlo Costanzia.
La ausencia de Costanzia en la presentación de la línea de ropa de Mar Flores, su madre, fue un tema de conversación recurrente en el programa, destacando la reticencia de Rubio a profundizar en los motivos. Pese a las críticas señaladas por Lequio sobre la actitud de la pareja, fue durante la presencia en plató de Alejandra que la situación escaló. Rubio no dudó en confrontar la dirección del programa y a Lequio directamente, airada por los comentarios realizados en su ausencia respecto a su pareja y familia, etiquetando de «falsedad» la actitud del colaborador televisivo.
La discusión tomó un cariz personal cuando Rubio criticó a Lequio por sus comentarios sobre el papel de Costanzia en la serie «Toy Boy». Lequio intentó esquivar la situación, aunque mantuvo su línea habitual de confrontación. La intensidad del debate aumentó con la defensa pública de Rubio hacia su pareja y su rechazo a las críticas sobre la discreción acerca del trabajo de este último, planteando la dignidad como un valor inseparable del empleo, tema que Lequio utilizó para seguir cuestionando a Rubio.
El cruce de palabras llevó a Joaquín Prat, otro de los colaboradores, a intervenir en reiteradas ocasiones, intentando poner freno a los comentarios realizados fuera de cámara y que Alejandra atribuyó a su participación en un docurreality, limitando la información que podía compartir acerca del trabajo de Costanzia.
Este episodio dejó en evidencia la tensión existente no solo entre los miembros del panel de «Vamos a ver», sino también en cuanto a la gestión de la privacidad y el respeto a los límites personales en el ámbito televisivo. A medida que se desarrollen los próximos episodios, quedará por ver si esta tensión persiste o da paso a una coexistencia más armoniosa, aunque, por el momento, la cordialidad inicial parece haberse desvanecido.