En el corazón de una creciente polémica, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, se encuentra bajo la lupa por aceptar entradas gratuitas, valoradas en 3.000 libras (aproximadamente 3.551 euros), para ver a la estrella pop Taylor Swift en concierto el pasado mes de agosto. El órgano de control ético del Ayuntamiento de Londres ha tomado las riendas para investigar si Khan mantuvo «un nivel apropiado de cautela» al aceptar estas invitaciones, desestimando al mismo tiempo tres de las cuatro denuncias en su contra.
La investigación se puso en marcha tras una denuncia formal presentada por Susan Hall, quien fue candidata del Partido Conservador a la alcaldía, acusando a Khan de infringir las políticas de regalos y hospitalidad del Ayuntamiento al permitir que una compañía privada, con la que el Ayuntamiento había trabajado previamente, le proporcionara un palco en el evento.
La BBC reveló que Khan registró las entradas en el registro oficial del Ayuntamiento con retraso de diez días y con información inexacta sobre su procedencia. Inicialmente, afirmó que había recibido seis entradas, valoradas en 194 libras cada una (un total de 1.164 libras o 1.377 euros), cortesía de la Federación de Fútbol inglesa; sin embargo, posteriormente se reveló que el verdadero coste de las entradas fue casi tres veces mayor y fueron de hecho pagadas por LS Events, una empresa de eventos privados.
Un portavoz del alcalde laborista emitió una declaración alegando que cualquier obsequio aceptado por Khan se reporta de manera abierta y transparente, y que el retraso en el registro y la información errónea inicialmente proveída fueron resultado de un mero error administrativo ya rectificado.
Por su parte, Hall ha acogido favorablemente la noticia de la investigación pero expresó su decepción por la no consideración, por parte del organismo de control, de que Khan había hecho una declaración tardía e inicialmente incorrecta respecto a quién le había proporcionado las entradas, además de que el donante era un contratista del Ayuntamiento. Hall enfatizó que aún quedan muchas respuestas por obtener, puesto que considera que la investigación actual no es suficiente.
Este incidente suma una nueva dimensión a la discusión sobre la ética y la transparencia en la gestión pública, en un momento en que la integridad de los funcionarios públicos está más vigilada que nunca. Con la investigación en curso, tanto el alcalde Khan como quienes lo critican esperan con anticipación los hallazgos y conclusiones que eventualmente esclarecerán este controvertido episodio.
