Las luces del plató de «Yas verano» centelleaban con la misma intensidad que los nervios en el aire, mientras Pepa Romero anunciaba la llegada de un personaje singular. Alberto de Luna, abogado y empresario, se sentó en el centro de la conversación, listo para compartir su pasión por la gastronomía de lujo. “No le duele nada dejarse 8.000 euros en una cena”, sentenció Romero, capturando la atención del público.
Este empresario ha sido conocido por su tendencia a gastar cifras exorbitantes en experiencias culinarias, una costumbre que desata tanto admiración como incredulidad. De Luna explicó que, a menudo, las cuentas abultadas no son solo por la comida, sino por los vinos. “Normalmente, esos precios son por el vino”, aclaró. Cuando se habla de botellas exclusivas, las cifras pueden llegar a alcanzar los 2.000 euros. De hecho, su cena más cara, con un total de 8.837 euros, fue compartida entre cuatro personas, lo que, según su argumento, hace que la carga parezca más razonable. “No me duele, sino que lo disfruto”, afirmó, contrastando su entusiasmo con una anécdota sobre un solomillo decepcionante que sí le había “matado” en términos de satisfacción.
Desde su infancia, Alberto ha desarrollado una profunda conexión con la comida gourmet. A los 12 años, comenzó a anhelar probar los platos que sus padres pedían en los restaurantes. “Cada uno tiene su afición”, reflexionó, comparando su gasto en cenas con los 2.000 euros que otros invierten para ver un clásico del fútbol. Para él, la experiencia gastronómica es única; solo a través de la degustación se logra entender la calidad de un plato o un vino.
Su afición por la cocina de alta gama le ha llevado a destinar entre 1.500 y 2.000 euros al mes en sus salidas culinarias. No solo disfruta de esos momentos, sino que también ha encontrado una forma de compartir su pasión; fundó su propia empresa de cartas de vino, un paso que refleja su devoción por el mundo de la enología.
En esta charla, Alberto reveló un aspecto más humano y reflexivo: “El buen producto se paga”. Esta frase resonó en el ambiente y recordó a los presentes su primera gran comida que, aunque costaba “dos duros” en aquel tiempo, hoy en día tiene un precio de 450 euros, en referencia al famoso Diverxo de Dabiz Muñoz. Afirmó que la mejor comida la ha disfrutado en Andalucía, destacando el alto nivel gastronómico de la región.
A medida que la conversación fluía, quedaron claras las motivaciones y la pasión que impulsan a Alberto de Luna a seguir explorando los placeres de la buena mesa. Para muchos, puede parecer extravagante gastar sumas exorbitantes en cenas, pero para él, esos momentos son una celebración de la vida, donde el paladar se convierte en el verdadero protagonista.
