La situación del Calvo Sotelo Puertollano esta temporada ha sido comparada con relaciones amorosas que inician con entusiasmo pero que, con el tiempo, derivan en una apatía que resulta difícil de superar. A pesar de las emociones fluctuantes, es evidente que la falta de continuidad en el rendimiento del equipo genera frustración. Cada victoria parece ser seguida por una nueva decepción, llevando a la afición a una montaña rusa de expectativas y desilusiones.
A pesar de haber conseguido sus primeros triunfos de la temporada frente al Viña Xétar Villarrubia, el equipo no logra mantener la regularidad, especialmente en sus visitas. El temor a perder parece ser una barrera que les impide competir en la cancha, evidenciada por sus fracasos en partidos clave. La falta de confianza y el historial de tropiezos fuera de casa se convierten en una preocupación constante para jugadores y aficionados. Si no logran salir de este ciclo negativo, es probable que continúen con el mismo rumbo incierto que han tenido en años anteriores.
De cara a su próximo encuentro contra el Marchamalo, el Calvo Sotelo necesita no solo una victoria, sino también la capacidad de convencerse a sí mismos de que pueden competir por posiciones de arriba en la tabla. La presión aumenta, ya que los puntos se vuelven cruciales y los errores del pasado todavía resuenan en su trayectoria. Este partido puede ser una asignatura pendiente para el equipo, que busca cimentar su ilusión antes de que sea demasiado tarde en la temporada.

















