La competencia se llevó a cabo en un terreno exigente, lo cual puso a prueba tanto a los participantes como a sus canes. La sinergia entre Aitor, Guillermo y sus podencos fue evidente desde el inicio de la competición, lo que les permitió destacarse en las distintas pruebas que componían el torneo. Las habilidades mostradas no solo remarcaban la efectividad en la caza, sino también el vínculo estrecho y el respeto mutuo entre cazadores y perros, aspectos muy valorados por los jueces y la audiencia.
Este triunfo no solo reconoce su destreza y pasión por la caza, sino que también sitúa a Aitor y Guillermo como referentes en el uso del podenco para esta práctica. El evento ha resaltado la importancia de mantener vivas las tradiciones de caza de la región, promoviendo al mismo tiempo la conservación y el respeto hacia la naturaleza y sus habitantes. Su victoria es celebrada no solo por ellos sino también por toda la comunidad cinegética de Castilla-La Mancha, que ve en estos campeones un ejemplo a seguir.