Agripina Osma Chicano, matriarca de cinco generaciones, ha tenido el inmenso placer de celebrar recientemente el nacimiento de Lucas, su primer tataranieto, a sus 89 años. Lucas representa la quinta generación de una familia que ha crecido en amor y complicidad, y que Agripina ha construido junto a su difunto esposo Reyes.
En una emotiva conversación con Europa Press, Agripina recordó momentos significativos de su vida familiar. Rememorando el año 1962, cuando nació María Ángeles, su segunda hija, Agripina relató cómo esta sería la primera en convertirla en abuela. Con una sonrisa en el rostro, compartió cómo, a los 16 años, María Ángeles llegó a casa embarazada de su novio Enrique. «Se lo noté», recordó Agripina, quien inicialmente no se esperaba esta noticia y pensó que sería un «menudo engorro» tener que hacerse cargo de una niña tan joven.
La llegada de su primera nieta, Vanesa, marcó el inicio de un vínculo especial. Vanesa vivió parte de su infancia en casa de Agripina, quien evocó un recuerdo entrañable: «La cogí, la llevé al cuquillo, la tapé… ¡y ya no dijo nada en toda la noche!». Agripina destacó que, aunque vivieron con modestia, nunca les faltó comida en la mesa: «Éramos pobres, pero nos daba. Hacía tortilla, lentejas, patatas… según venía el mundo”.
Con un legado familiar que creció a lo largo de los años, la llegada de la cuarta generación se concretó con Adrián, el primer hijo de la familia, nacido en 2000. Recientemente, en agosto de este año, Adrián y su pareja Patricia dieron la bienvenida a Lucas, el primer tataranieto y motivo de gran alegría para Agripina, quien se siente satisfecha con el crecimiento y la unión que ha forjado a lo largo de su vida.
Angelines, la hija de Agripina, también compartió su experiencia como madre y cómo la familia siempre se ocupó de que no les faltara nada en la infancia, a pesar de las dificultades. Recuerda momentos divertidos y entrañables de su vida familiar, incluido su propio embarazo a los 16 años y las travesuras de su hija Vanesa. A pesar de ser jóvenes, Angelines y Enrique encontraron en su noviazgo el camino hacia una familia unida.
Vanesa, la tercera generación, ahora también disfruta de la paternidad junto a su pareja José, y reafirma que su infancia junto a Agripina y Reyes ha sido una de las más felices. Con el nacimiento de Lucas, la familia celebra la continuación de un legado lleno de cariño y enseñanzas.
Adrián y Patricia, primerizos en la paternidad, expresaron cómo la sólida estructura familiar ha sido un pilar fundamental para ellos. «Sabes que vas a tener ayuda por todos los lados», señala Adrián, quien se propone brindarle a Lucas una infancia plena y similar a la que él disfrutó en sus años de niño.
A través de sus vivencias y recuerdos, Agripina simboliza la fuerza y la unidad de una familia que no solo ha crecido en número, sino también en amor y apoyo mutuo. Lucas, que aún no llega al mes de vida, marca un nuevo capítulo en esta historia familiar que continúa expandiéndose.