En un juicio que se está llevando a cabo en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Toledo, el acusado I.M.M. ha confirmado haber agredido físicamente a la víctima A.C.H., quien tenía 29 años en el momento de su deceso. Este trágico incidente tuvo lugar en junio de 2021, en La Pueblanueva, una localidad situada en la provincia de Toledo.
Durante la primera jornada del juicio, con un jurado popular formado por tres mujeres y seis hombres, I.M.M. relató los hechos ante las preguntas de la Fiscalía y de los abogados de la acusación particular, representada por los padres de la víctima. El acusado admitió haber golpeado dos veces en la cabeza a A.C.H. con una botella, pero negó haberle cortado el cuello con los fragmentos rotos del mismo objeto.
Además, el procesado reveló que había aceptado involucrarse en el tráfico de marihuana a petición de la propia víctima, motivado por una situación económica precaria y a pesar de que la relación entre ambos era buena en ese momento. Rechazó la acusación de haberse apropiado de 40 kilos de marihuana de una entrega y señaló la posibilidad de que su padre y su hermano vendieran la droga a un tercero, lo cual era una de las reclamaciones de A.C.H.
I.M.M. también comentó que tanto él como su hermano, quien está pendiente de sentencia tras ser procesado por un Juzgado de menores debido a su implicación en los hechos, comenzaron a recibir amenazas de la víctima. Estas amenazas no fueron denunciadas ni compartidas con sus padres debido al miedo que sentían, y se alegó que pruebas de estas estarían en el móvil del hermano procesado.
Respecto al día del incidente, el procesado no pudo precisar quién citó a quién en la zona de recreo conocida como ‘Los Caños’, pero narró que A.C.H. se presentó con actitud hostil portando un porro y una botella. Según su versión, tras un intento fallido de agresión por parte de la víctima, I.M.M. le quitó la botella y consecutivamente golpeó con ella en el cráneo a A.C.H. a pesar de los esfuerzos de su hermano por separarles. Afirmó no recordar si le cortó el cuello, derivando esa conclusión al testimonio del forense.
Tras el ataque y viendo a la víctima caer al suelo ensangrentada, el acusado y su hermano huyeron al domicilio familiar. Una vez allí, relataron a su madre el altercado, quien acto seguido contactó con la Guardia Civil. Preguntado por no haber llamado al 112, I.M.M. justificó que creía que con la alerta a la Guardia Civil era suficiente, alegando también que se encontraba en estado de shock y con el teléfono móvil casi descargado.
El caso sigue abierto y con detalles aún por revelar a medida que el juicio continúe desarrollándose.
