En una situación que destaca las complejas dinámicas políticas y culturales de Argelia, el escritor Boualem Sansal ha enfrentado una ola de represión sin precedentes por parte de las autoridades de su país natal. A los 75 años, Sansal es conocido por ser uno de los tres autores argelinos con un vasto número de lectores internacionales, a pesar de ser prácticamente un desconocido dentro de las fronteras argelinas, donde su obra ha enfrentado censura significativa.
La situación tomó un giro drástico el pasado fin de semana cuando medios de comunicación argelinos y la televisión pública ENTV anunciaron que Sansal sería sujeto a “cargos graves”. Según reportes de la ENTV, el escritor, que también tiene orígenes marroquíes, ha sido tildado de agente al servicio de una agenda oscura, acusado de comprometer la unidad nacional de Argelia y perpetrar lo que ellos denominan “un crimen y un acto terrorista”. Estas acusaciones podrían llevar teóricamente a la pena de muerte, una sentencia que, si bien no se ha ejecutado desde los años noventa, sigue siendo una posibilidad legal en el país.
Este conflicto no surge de la nada. En una reciente entrevista con la publicación de extrema derecha francesa “Frontières”, Sansal sugirió que históricamente el oeste de Argelia pertenece a Marruecos, inflamando así las ya tensas relaciones entre Argelia y su vecino. No es la primera vez que el autor critica abiertamente a las autoridades argelinas; durante un cuarto de siglo, ha denunciado su autoritarismo y corrupción, así como emitido comentarios críticos sobre el Islam y expresado abiertamente su simpatía por Israel.
La detención de Sansal el 16 de noviembre a su llegada a Argel desde París, donde pasa largas temporadas, y su posterior desaparición durante varios días ha generado consternación internacional. Incluso el presidente francés, Emmanuel Macron, ha expresado públicamente su preocupación por la situación del escritor, quien recientemente adquirió la ciudadanía francesa.
La reacción global no se ha hecho esperar, con intelectuales, novelistas y figuras políticas de Europa movilizándose en su apoyo. Un manifiesto que solicita su liberación ha sido firmado por premios Nobel de literatura y otros destacados escritores, evidenciando un amplio respaldo internacional.
Nacido en 1949 en un pueblo del noroeste argelino, Sansal se embarcó en la escritura a finales de los noventa, en un momento marcado por la guerra civil entre el Ejército y grupos yihadistas. Desde entonces, ha desarrollado una carrera prolífica, siendo reconocido por la Academia de Francia y traducido a varios idiomas. Sin embargo, su crítica abierta al Islam y su acercamiento a Israel le han granjeado enemigos en su país y en el mundo árabe.
Estas circunstancias resaltan no solo las tensiones entre Argelia y Francia sino también la delicada situación de los derechos humanos y la libertad de expresión en Argelia. La detención de Sansal y las acusaciones en su contra son vistas por muchos como una maniobra política, una muestra de cómo individuos y sus ideas pueden convertirse en peones en el ajedrez de las relaciones internacionales y los intereses estatales. El caso de Sansal evidencia la urgente necesidad de salvaguardar la libertad de expresión y proteger a los intelectuales frente a la represión gubernamental.