En un movimiento que ha resonado en los corredores del poder global, Arabia Saudí ha emprendido un acuerdo armamentístico sin precedentes con Estados Unidos, prometiendo invertir en un colosal paquete de 142.000 millones de dólares. Este acuerdo, anunciado tras la reciente visita del presidente Donald Trump al país del Golfo, marca un hito en las relaciones de defensa y seguridad entre ambas naciones, poniendo énfasis en la modernización de capacidades aéreas y espaciales, misiles, seguridad marítima, fronteras y sistemas de comunicación.
La Casa Blanca ha informado que la inversión beneficiará a más de una docena de firmas estadounidenses de defensa, insertándose en un compromiso más amplio de Arabia Saudí que asciende a 600.000 millones de dólares en gasto destinado a diversificar y fortalecer su arsenal militar. Si bien no se ha confirmado la inclusión de los avanzados cazas F-35, largamente codiciados por Arabia Saudí y ya en posesión de Israel, el acuerdo subraya un compromiso saudí con la modernización militar y la seguridad regional.
Este acuerdo se produce en un momento en el que la administración Trump subraya la fortaleza de la relación defensiva con Arabia Saudí, con esperanzas de consolidar a Riad como su socio internacional preeminente en materia de defensa. La alianza parece fortalecida luego de la llegada de Trump al país, donde fue recibido por el príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, simbolizando según la oficina presidencial estadounidense, una «nueva era dorada» de colaboración entre las dos naciones.
Además del enfoque en defensa, el acuerdo también apunta a reforzar los lazos en el ámbito cultural, educativo y científico, destacando un compromiso entre las agencias espaciales de ambos países. Asimismo, el acuerdo comprende una inversión de 20.000 millones de euros por parte de la firma saudí DataVolt para el desarrollo de centros de datos de inteligencia artificial e infraestructura energética en Estados Unidos, evidenciando la multifacética cooperación que Trump y Bin Salmán buscan cultivar.
La posición especial de Trump con Arabia Saudí contrasta fuertemente con el tratamiento recibido por el expresidente Joe Biden en su visita en 2022, reflejando el éxito de Trump en fortalecer los lazos diplomáticos y comerciales con el reino. Ahora, con Arabia Saudí consolidándose aún más como un aliado estratégico de Estados Unidos en la región, las implicaciones de este acuerdo armamentístico serán seguidas de cerca por aliados y adversarios por igual, marcando un capítulo nuevo y significativo en la geopolítica mundial.
El episodio saudí precede a la visita de Trump a Qatar, en medio de debates sobre la aceptación de un avión de lujo Boeing 747-800 por parte de Trump como regalo, que servirá como aeronave presidencial. Este hecho ha suscitado críticas, incluso entre algunos aliados del presidente, pintando un complejo retrato de diplomacia y poder en el escenario mundial actual.