El presidente de Estados Unidos ha tomado una serie de decisiones cruciales en respuesta a las tensiones comerciales con la República Popular China. En un nuevo decreto, se han modificado las tarifas recíprocas en un intento por equilibrar las relaciones comerciales tras discusiones sostenidas con Beijing.
Este cambio es consecuencia de la orden ejecutiva 14257, emitida el 2 de abril de 2025, en la cual se declaró una emergencia nacional debido a los persistentes déficits en la balanza comercial de bienes de EE. UU. La orden impuso aranceles adicionales sobre las importaciones chinas, considerados necesarios para abordar las amenazas a la economía y la seguridad nacional. Dicha orden contemplaba la posibilidad de responder a cualquier represalia comercial por parte de China, algo que efectivamente ocurrió cuando el Consejo de Estado chino anunció un aumento en sus propios aranceles a productos estadounidenses.
En las semanas previas, se llevaron a cabo negociaciones significativas entre Washington y Pekín, lo que ha llevado a la administración a considerar una reducción de las tarifas impuestas. En este contexto, se ha decidido suspender temporalmente las tarifas adicionales de un 24% que se aplicaban a las importaciones chinas, estableciendo en su lugar un nuevo arancel del 10% a partir del 14 de mayo de 2025. Esta medida busca incentivar un progreso en las conversaciones, permitiendo que ambas naciones reconsideren su relación comercial a la luz de las preocupaciones mutuas sobre el comercio no recíproco.
Las modificaciones arancelarias incluyen la modificación del sistema armonizado de tarifas de EE. UU. (HTSUS) para suspender o reducir adecuadamente algunas de las tarifas inicialmente impuestas. Por ejemplo, se eliminarán cargas exorbitantes de hasta el 125% en ciertas categorías, que se habían establecido en órdenes ejecutivas anteriores, en favor de tarifas más manejables en un esfuerzo por aliviar las tensiones comerciales.
El presidente también ha afirmado que esta acción es parte de un movimiento más amplio para promover un entorno comercial más justo y recíproco, y para reforzar las preocupaciones de seguridad económica nacional. La administración ha instruido a diversos departamentos y agencias gubernamentales a implementar rápidamente estas modificaciones, apoyando el enfoque renovado hacia las relaciones entre Estados Unidos y China.
A medida que el panorama comercial global sigue cambiando, estas decisiones reflejan un esfuerzo consciente para revitalizar el comercio bilateral y manejar potenciales enfrentamientos económicos a la medida que avanza la diplomacia entre las dos potencias. La ventana de 90 días de gracia para las tarifas es un claro mensaje de que se busca una colaboración más robusta y una resolución a largo plazo de los desacuerdos comerciales.
Fuente: WhiteHouse.gov