La vida puede dar un giro en un abrir y cerrar de ojos, y para uno de los actores de Anatomía de Grey, lo hizo con un diagnóstico que le dejó en shock. Eric Dane, el autor de la combinación de varios de los papeles más conocidos de la televisión estadounidense, ha confesado que sufre esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa sin tratamiento.
En su entrevista con People, Eric Dane dice lo siguiente y lo hace con un punto de gratitud y realismo a partes iguales: «Me han diagnosticado ELA… Estoy agradecido por tener a mi querida familia a mi lado en este nuevo capítulo». Sus palabras expresan una fortaleza admirable combinada con la crudeza de un pronóstico que, de momento, no arroja luces sobre opciones de recuperación.
UN ACTOR ICÓNICO DE ANATOMÍA DE GREY
Eric Dane no es un actor del montón; es de esos rostros que impactan. Su consagración llegó con Anatomía de Grey, en la que interpretó al carismático (y controvertido) doctor Mark Sloan, apodado «Doctor Macizo» por su magnetismo y su físico imponente. El personaje lo convirtió en un nombre irrefutable en la televisión, pero su carrera ya estaba forjándose desde los años 90.
Antes de Grey’s, Dane había aparecido en series como Embrujadas o Salvados por la campana, ya demostrando así una versatilidad que posteriormente reafirmaría. Su regreso triunfal a la pequeña pantalla en Euphoria, interpretando al perturbador Cal Jacobs, confirmaba que su capacidad actoral seguía en plena forma. A pesar de su diagnóstico, Dane ha afirmado que volverá al plató de la serie de HBO este mes, una muestra de su compromiso profesional.
Pero más allá de los papeles, su vida personal ha dado tantas sorpresas como su carrera. Tras haberse divorciado y reconciliado con Rebecca Gayheart, madre de sus dos hijos, Dane ha sabido entrelazar escándalo con discreción. Ahora que forma parte de la ELA, su historia se vuelve más dramática.
Su experiencia en Anatomía de Grey no sólo supuso un éxito profesional, sino también un reto personal. El actor confesaba que esa fama repentina le llevó a enfrentarse con adicciones que acabó superando con terapia y ayuda familiar. Esa misma resiliencia es la que hoy en día le invita a no rendirse ante la ELA.
En Euphoria, su interpretación de Cal Jacobs le valió halagos en su interpretación del hombre lleno de contradicciones abrumado por sus propios demonios. Irónicamente la ficción se diluye en su realidad, como su personaje, el actor debe continuar combatiendo con la verdad encapuchada. La diferencia es que ahora no hay un guion para salvarle.
LA ENFERMEDAD QUE DESAFÍA LA MEDICINA

La esclerosis lateral amiotrófica se halla entre unas de las condiciones más crueles que existen. Se dirige a las neuronas motoras, cuyas funciones van relacionadas con movimientos básicos como caminar, hablar o respirar. Con una esperanza de vida media de tres a cinco años tras el diagnóstico, la ELA no perdona pero sí permite excepciones. Michael se parece a Stephen Hawking, que hizo frente a las estadísticas y prolongó su vida durante décadas incluso a pesar de la enfermedad.
Dane no es indiferente a los retos médicos. Superó en 2008 un carcinoma espinocelular, que es un tipo de cáncer de piel que podría ser fatal si no se detecta a tiempo. Su anterior experiencia médica con una enfermedad grave le otorgó una razón para darse un valor añadido como portavoz de la concienciación. Y abriendo la posibilidad de hablar sobre la ELA, logra ayudar a visibilizar una patología que necesita de más investigación y de más recursos.
Lo más cruel de la ELA es que la mente queda intacta mientras el cuerpo se apaga. Los pacientes la describen como una «cárcel» en la que se encuentran prisioneros de sí mismos. Para un actor como Dane, que toda su vida se ha ido definiendo por una expresión física, el diagnóstico duele especialmente. Pese a todo ello, su actitud positiva y su deseo de seguir trabajando resultan admirables.
A diferencia de enfermedades neurodegenerativas, en la ELA la clínica avanza rápido y sin tregua, no existen tratamientos eficaces, sólo cuidados paliativos que tratan de mejorar la calidad de vida, cada caso es diferente, la enfermedad se desarrolla de maneras distintas, unos empiezan por perder el habla, otros antes la movilidad, pero todos comparten la incertidumbre.
El Ice Bucket Challenge de 2014 recaudó millones para la investigación, pero el tratamiento sigue siendo remota. El caso de Dane podría recuperar cierto interés público, como el de Stephen Hawking o el jugador de béisbol Lou Gehrig, cuya asociación con la enfermedad la ha hecho conocida en EE.UU. La visibilidad cuenta: a medida que más rostros se sumen habrá más presión para que se tengan que buscar soluciones.
Tras los números hay personas cuyas historias importan y esa necesidad da fuerza al relato. Eric Dane es una voz más en el número de más de 450.000 personas en el mundo que son o han sido pacientes de ELA, su voz puede ser el altavoz que mueva a generar un cambio, ya merecerá su peso en oro.
FAMILIA, TRABAJO Y RESILIENCIA

«Estoy deseando volver al set de Euphoria la semana que viene» Christine había hablado con los productores y les dijo que «no esperaba nada de ellos», cree que extrañará a los miembros del equipo y de su familia. Esa frase, dicha por Dane después de anunciar su diagnóstico, lo dice todo sobre su filosofía: la vida sigue. A pesar del mazazo, el actor no se derrumba y su familia es su mejor ancla. Tras años de relación amorosa conflictiva con Rebecca Gayheart, su reconciliación llega en el momento más importante.
Sus dos hijos Billie (15) y Georgia (13) son su mayor motivación. Criarles y verles crecer es una carrera contrarreloj. Sabía que cada día es un día que se pierde y su lucha no es sólo médica, también lo es emocional. Como muchos ELA, deberá vivir en esta nueva normalidad a medida que la enfermedad avanza.
El rol del espectáculo ha sido una parte completamente solidaria, compañeros de reparto de Anatomía de Grey y muchos de los fans han llenado las redes de amor. Dane, en todo caso, ha solicitado privacidad, pero ha dejado claro que no quiere esconderse. Su historia, como la de sus personajes, está llena de giros inesperados, pero también de una fuerza inquebrantable.
Rebecca Gayheart, su esposa y ahora compañera, tendrá un papel clave en este trayecto. Juntos han tratado la infidelidad, el divorcio y ahora afrontan la enfermedad. Su reconciliación no es debida a una casualidad. Es un acto de amor; no hay más. En una industria donde las relaciones, por lo general, logran un final apresurado, su amor, nos dice que algunas historias sí que tienen una segunda oportunidad.
El trabajo será su terapia. Regresar a Euphoria no significará sólo volver a un compromiso contractual, sino un medio para mantenerse activo y distraído de pronósticos. Dane ha sido un intérprete metódico -del que seguro recuerda- y ahora su forma de trabajar será todavía más intensa. Cada escena grabada será un triunfo personal.
Su ejemplo va más allá de Hollywood. Vivimos en un mundo que idolatra la juventud y la perfección, donde Dane se atreve a devolvernos la vulnerabilidad como una opción perfectamente poderosa. No está eligiendo ser fuerte; está eligiendo simplemente vivir. Y eso, en sí mismo es un acto revolucionario.
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