Manifestantes y agitadores ignoraron la prohibición de grabar mientras Begoña Gómez declaraba como investigada en Plaza de Castilla
La declaración de Begoña Gómez en los juzgados de Plaza de Castilla, Madrid, se vio envuelta en un despliegue de la extrema derecha. Varias personas se concentraron para protestar contra el presidente del Gobierno antes de que su esposa llegara a declarar como investigada. El juez Juan Carlos Peinado permitió la presencia de acusaciones populares, entre ellas Hazte Oír, que ignoraron la prohibición de grabar en el interior de los juzgados.
Según testigos, individuos que afirmaban formar parte de Hazte Oír sacaron sus móviles al acceder Gómez a la sala de vistas. Este comportamiento contradijo las restricciones impuestas para proteger los derechos de la investigada y mantener el orden durante la declaración.
Agitadores ultras y medios de comunicación
Los medios de comunicación tenían restringido el acceso a la sexta planta, donde se encuentra el Juzgado de Instrucción número 41, limitándose a cuatro redactores de agencias de noticias. Sin embargo, agitadores ultras, como Vito Quiles y Josué Cárdenas, lograron acceder afirmando ser ayudantes de una acusación popular. Ambos fueron vistos utilizando sus móviles para tomar fotografías y videos en el interior.
Minutos después de que Begoña Gómez abandonara la sala, Okdiario publicó un vídeo corto mostrando a la esposa del presidente del Gobierno caminando por los pasillos acompañada de agentes de seguridad. Esto subraya las insuficientes medidas de seguridad impuestas por la decana de los Juzgados de Plaza de Castilla, María Jesús del Barco.
Controversia y reacciones
Las restricciones de seguridad resultaron insuficientes para proteger los derechos de Begoña Gómez, quien fue fotografiada y grabada dentro de los juzgados. A pesar de la petición de la defensa de que solo se recogiera el audio de la comparecencia, el juez Peinado se aseguró de que hubiera imágenes.
Gómez, escoltada por agentes de seguridad de Moncloa, accedió a los juzgados en coche, mientras los periodistas tuvieron que seguir la comparecencia desde fuera del edificio. En la otra acera del Paseo de La Castellana, una cuarentena de personas se concentraron con cánticos y pancartas de la extrema derecha.