Las víctimas mortales por el paso de la DANA en España ascienden a 214, la gran mayoría de ellas localizadas en la Comunidad Valenciana, donde se han registrado 210 fallecidos. Además, se reportan tres muertes en Castilla-La Mancha y una en Málaga. En la localidad albaceteña de Letur, la cifra ha aumentado tras el hallazgo del cuerpo sin vida de una de las cinco personas que permanecían desaparecidas, siendo esta la zona más afectada en Castilla-La Mancha.
El último informe del Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana confirma que la provincia de Valencia ha sido severamente impactada por este evento meteorológico, aunque hasta el momento no se cuenta con cifras oficiales de personas desaparecidas en esta región.
Este fenómeno es considerado uno de los desastres naturales más graves en España en las últimas siete décadas, superando incluso la riada de Biescas en Huesca en 1996, que dejó 87 muertos, y la riada del Turia en 1957, donde se registraron entre 80 y 100 fallecidos. Aunque la cifra exacta de víctimas de catástrofes naturales en España es difícil de determinar debido a la falta de registros precisos en décadas pasadas, se considera que las riadas del Vallés, en septiembre de 1962, marcan la mayor catástrofe natural reciente, con un número de muertos estimado entre 600 y 1,000.
En segundo lugar en términos de víctimas se encuentra la tormenta de octubre de 1973, que cobró la vida de al menos 150 personas en varias provincias, siendo Granada la más afectada. Le sigue la catástrofe provocada por el reventón de la presa de Vega de Tera en 1959, que arrasó la localidad de Ribadelago y causó 144 muertes.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha calificado esta DANA como la gota fría «más adversa» del siglo en la Comunidad Valenciana, con efectos que superan a los de la DANA de septiembre de 2019 y comparables a los grandes temporales de los años ochenta.
En la lista de desastres naturales más significativos, el trágico suceso en el camping de Biescas en 1996, donde 87 personas perdieron la vida, sigue siendo recordado. Asimismo, la riada del Turia en 1957 provocó al menos 81 muertes y dejó miles de damnificados, lo que llevó a modificaciones importantes en el cauce del río para prevenir futuras tragedias.
La riada de Bilbao en 1983 también es notable, con 34 personas ahogadas, y la ‘Tragedia del Llanito’ en la isla de La Palma en 1957, donde un temporal dejó 34 fallecidos. Otros eventos trágicos incluyen la riada de Badajoz en 1997 y la del Tamarguillo en Sevilla en 1961, cuyas cifras de víctimas no alcanzan los 20 muertos, pero que igualmente dejaron huellas profundas en la memoria colectiva.
El terremoto de Lorca en 2011, aunque con un número reducido de víctimas, también es recordado por la magnitud de su impacto. Además, el aumento en la frecuencia de incendios y olas de calor atribuibles al cambio climático ha hecho que España enfrente una variedad de fenómenos naturales que dejan un impacto material significativo, como se vio con la erupción del Volcán de La Palma en 2021 y la nevada de ‘Filomena’.