El 83% del aceite industrial usado recogido en Castilla-La Mancha durante el pasado año se destinó a regeneración, el tratamiento que permite convertir el residuo en nuevos lubricantes, según el Sistema de gestión de aceites industriales usados en España (Sigaus).
Gracias al residuo regenerado fue posible producir más de 3.000 toneladas de nuevos lubricantes, evitando así el consumo de 1,5 millones de barriles de petróleo y la emisión a la atmósfera de más de 3.300 toneladas de CO2.
El 17% restante del aceite usado se destinó a valorización energética, produciendo un combustible similar al fuel óleo. El aceite industrial es un producto ampliamente utilizado en diversos ámbitos de nuestra sociedad debido a su versatilidad.
Además de su aplicación en los motores de vehículos, se emplea en una gran variedad de procesos industriales y en otras actividades donde se utilizan engranajes y maquinaria de cualquier tipo: desde el pequeño generador de energía de un hotel hasta un aerogenerador en la cima de una colina.
Gracias a este tratamiento, se evitó la emisión a la atmósfera de 547 toneladas de CO2 y el consumo de cerca de 103.000 barriles de petróleo que se hubieran necesitado para fabricar ese combustible a partir del petróleo.
CASI 8.000 TONELADAS GENERADAS EN CLM
En 2022, más de 4.500 establecimientos castellanomanchegos de todo tipo generaron 7.956 toneladas brutas de aceites industriales usados (una cantidad que incluye un 24% de impropios, como agua o sedimentos).
Más de la mitad de estos establecimientos (2.334) fueron talleres mecánicos (establecimientos multimarca, multiservicios, concesionarios, mecánica rápida), constituyendo la actividad de mayor generación de este residuo peligroso: el 45% del volumen total recuperado en esta comunidad por SIGAUS, el sistema encargado de gestionar este residuo peligroso en toda España, tal y como ha informado en un comunicado.
El resto del residuo se recogió en sectores muy heterogéneos, como la industria, la agricultura, el comercio, la hostelería, el transporte o la construcción, y puntos de generación muy diversos, como hospitales, instalaciones militares, campos de golf, centros educativos o puntos limpios, entre otros, que sumaron un total de 2.204 establecimientos (el 49% del total).
Los cerca de 2.500 establecimientos ubicados en poblaciones del medio rural generan, de media, 1.264 kg de aceites industriales usados al año.
OPERATIVA COSTOSA Y COMPLEJA
El consumo de lubricantes en actividades económicas tan diversas conlleva que los aceites usados resultantes se generen de manera muy fragmentada y dispersa en el territorio, lo que requiere de una operativa compleja y costosa.
Durante el pasado año, a través de la red de gestores que recogen aceites usados, se llevaron a cabo 10.137 recogidas en los 515 municipios castellanomanchegos en los que se generó este residuo.
Un gran número de recogidas tuvieron lugar en áreas rurales, donde se ubican el 39% (2.472) de los establecimientos atendidos por SIGAUS. En ellos se recuperaron 3.125 toneladas de aceites industriales usados.
La recuperación del residuo en este entorno es especialmente importante, ya que la mayoría de zonas vulnerables desde el punto de vista medioambiental (como espacios naturales protegidos, ríos o humedales) se encuentran en el medio rural.
En 2022 SIGAUS recogió 628 toneladas de aceites usados en las inmediaciones de 19 espacios protegidos (Parques y Reservas Naturales, Reservas de la Biosfera y Zonas Ramsar).
Sólo en los alrededores de la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda se recogieron 414 toneladas de aceites usados en 376 establecimientos.
RECURSOS HÍDRICOS
Por otro lado, en el entorno de recursos hídricos –como ríos, lagos o embalses– y de zonas sensibles a la eutrofización de Castilla-La Mancha, se recogieron 74 toneladas de aceites usados generados en 53 establecimientos ubicados a menos de 250 metros.
La recuperación del residuo en estas áreas es vital, ya que un vertido de aceite industrial usado en el agua puede perdurar durante 15 o 20 años, impidiendo su oxigenación y dañando gravemente los ecosistemas existentes en estos entornos acuáticos.
La transformación de los residuos en nuevos recursos es una de las mejores vías para reducir el consumo de materias primas, esenciales para fabricar todo tipo de productos para una población global en constante crecimiento.
Este es el caso del aceite industrial usado, un residuo que, bien gestionado, puede ser valorizado en su totalidad.
En su composición mantiene los recursos materiales y energéticos de origen, siendo de gran valor para ser transformado en nuevos productos, o como fuente de energía.
Además, la regeneración de aceite usado gasta menos energía y emite menos gases de efecto invernadero que la producción de lubricantes de primer refino.
«Gracias al aprovechamiento del aceite usado de nuestros coches y máquinas, no solo evitamos el impacto ambiental de un residuo peligroso, sino que reducimos el uso de una materia prima no renovable como es el petróleo, más aún en el contexto de crisis energética actual. Además de un importante ahorro económico, los procesos para obtener los productos de segunda generación consumen menos energía y emiten menos gases de efecto invernadero que los procesos tradicionales», afirma el director general de SIGAUS, Eduardo de Lecea.