Septiembre es sinónimo de campo, especialmente en La Mancha, donde el mayor viñedo del mundo vive estos días su momento más especial: la vendimia. Participar en esta tradición es mucho más que una simple escapada de final de verano; es adentrarse en la esencia de una tierra que combina vino, gastronomía y cultura.
La Ruta del Vino de La Mancha propone once paradas imprescindibles para descubrir el auténtico sabor manchego. En cada rincón de este recorrido, que atraviesa la extensa llanura, los viajeros pueden conocer de cerca el arte de elaborar vino y algunos de sus secretos: desde la recolección de la uva al amanecer cubierta de rocío, hasta la tradicional pisada o el proceso de fermentación en barrica.
En estos días se recogen variedades como chardonnay, airén, moscatel o sauvignon blanc, que darán forma a la nueva añada. Un viaje único por la mayor extensión vitivinícola del planeta, donde tradición y sabor se unen en torno a la cultura del vino.
1.- Pedro Muñoz

Conocida por ser la ‘Cuna del Mayo Manchego’ esta hermosa parada de la Ruta ofrece además de viñedos, fantásticos humedales en los que observar aves como los flamencos rosas que han hecho de este espacio, su hogar. Aquí, el 6 de septiembre se celebra la XIV Fiesta de la Vendimia de Antaño, en la que poder asistir a la ‘pisá’ entre otras muchas tradiciones locales de las que participar mientras se catan los Vinos Coloman (se puede reservar también una visita a bodega) y se degustan algunas recetas populares como las gachas o el pisto.
2.- Argamasilla de Alba

Del 6 al 11 de septiembre, este lugar… ése de cuyo nombre Cervantes no quería acordarse, celebra su Feria y Fiestas en la que locales y viajeros pueden disfrutar de visitas guiadas por los rincones más emblemáticos de la localidad, como la Cueva de Medrano, en la que el gran escritor del Siglo de Oro comenzó a escribir su gran obra estando preso en este lugar, así como disfrutar de concursos gastronómicos en los que catar los mejores vinos locales y degustar algunos bocados de la tierra como las gachas, el pisto o los bizcochos o asistir a festivales de flamenco y zarzuela. El día 7 además se celebrará una visita guiada (11h) con degustación de productos locales. Ya en octubre, es el momento de rendir homenaje a la vendimia en Argamasilla de Alba con la Fiesta de la Vendimia, en la que el viajero puede experimentar la tradición participando de una auténtica ‘pisa’ de la uva, el lanzamiento de la cepa o bailando una Jota de Vendimia. Más información 926 523 234
3.- Campo de Criptana

Tres son las bodegas que trabajan los viñedos de Campo de Criptana a su paso por la Ruta del Vino de La Mancha: Bodega El Vínculo, Vinícola del Carmen y Bodegas y Viñedos Castiblanque y vivir la vendimia con ellas es una experiencia, sin duda, única. Catar esos primeros mostos o recorrer los viñedos de los que salen sus vinos, ahora que se palpa la emoción de arrancar los racimos en su mejor momento es el plan ideal para los amantes del vino, así como también para aquellos que desean comenzar a amar el enoturismo. Como telón de fondo, los icónicos molinos contra los que luchó Don Quijote y el hermoso Barrio del Albaicín. La escapada es perfecta.
4.- El Toboso

La Patria de Dulcinea es uno de esos rincones que siempre invita a la calma y el disfrute en pleno corazón de La Mancha. La única parada que detiene la Ruta en la provincia de Toledo y un tesoro de calles típicamente manchegas rodeadas de un campo infinito de cereal y vid. En el mismo casco urbano se puede visitar la Bodega Campos de Dulcinea que elabora algunos de los mejores vinos de esta tierra y celebra catas en el encantador patio que se esconde tras sus muros. Desde aquí en menos de media hora se llega a Finca Antigua, una extensión de 1.000 hectáreas de viñedo y monte bajo, con una altitud superior a los 900 metros en la que el 20 de septiembre (11h) se celebra ‘La Rebusca’: una experiencia inmersiva en la que aprender a recoger uvas en una de sus parcelas para después visitar la bodega y disfrutar de una cata. También en la provincia de Toledo se encuentra una de las bodegas recientemente asociada a la Ruta, Bodegas NOC que, con más de un siglo de historia, apuestan por la tradición sin dejar de lado la innovación.
5.- Villarrobledo

Hasta 70 hornos alfareros llegó a tener esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha, famosa por sus tinajas gigantes de barro hechas a mano con un arte ancestral que aún sigue vivo y despierta el interés de muchos en países tan lejanos como Japón. En estos gigantes manchegos aún se siguen elaborando vinos tal y como se hacía en esta tierra hace siglos. Vinos como los de Bodegas César Velasco. Escuchar en su bodega la fermentación de los caldos en estas tinajas y catar esos primeros mostos es una experiencia realmente especial. En esta misma tierra, trabaja los viñedos Bodegas Don Octavio y Pago de La Jaraba, que invita al viajero a vivir experiencias que van desde el enoturismo, al agroturismo y el oleoturismo, pues esta finca reúne la verdadera esencia de la cultura del campo manchego: ovejas, queso, aceite, molinos y viñedos.
6.- Alcázar de San Juan

Algunos viñedos salen al encuentro de los molinos en esta parada de la Ruta con aires cervantinos en su gastronomía, sus monumentos (Museo Casa del Hidalgo) y su historia. Alcázar de San Juan es la sede de la Denominación de Origen La Mancha y de su Centro de Interpretación del Vino, por lo que resulta parada casi obligatoria en tiempos de vendimia. Cooperativa San Lorenzo y Bodega La Tercia, un espacio este último en el que además de la producción y elaboración de vinos se organizan catas guiadas y exposiciones, así como degustaciones y maridajes de algunos de sus vinos con bocados que fusionan los sabores más tradicionales de la gastronomía manchega con los más vanguardistas.
7.- Villarrubia de los Ojos

Conocida como el ‘Mirador de La Mancha’ por el entorno privilegiado en el que se encuentra, desde el que poder admirar la inmensidad de los Montes de Toledo y la belleza de los viñedos encontrándose con los campos de olivo, esta parada celebra sus fiestas del 7 al 12 de septiembre y es, en el marco de su Feria, que invita al viajero a participar de la III Cata de Vino ‘Feria y Fiestas patronales 2025’, que se celebra el 11 de septiembre de 11:30 horas a 13h en la Plaza de la Constitución de la localidad (Más información 926 266 716). Una oportunidad fantástica para catar los vinos y aceites de Bodegas El Progreso, una de las principales productoras y exportadoras de Europa que, con más de 13.000 hectáreas de producción propia, presume de hacer vino acariciado por el bioclima que surge entre sierras y tablas. Una bodega que sin duda bien merece una visita en vendimia para disfrutar de sus catas comentadas.
8.- Manzanares

El 14 de septiembre, con la vendimia en pleno auge y las bodegas a pleno rendimiento, se celebran las Fiestas Patronales de esta parada (Nuestro Padre Jesús del Perdón), la última en sumarse a dibujar el mapa de la Ruta del Vino de La Mancha. Esta localidad manchega siempre ha sido un importante cruce de caminos (dos de las principales cañadas de la Península se unen en Manzanares), por su abundancia de agua para los abrevaderos, algo que fomentó los asentamientos de población de forma espontánea a lo largo de su historia. Aquí el viajero goza de una interesante oferta patrimonial, cultural, gastronómica, cinegética y de ocio; una oferta que en tiempos de vendimia se refuerza con la posibilidad de maridar cada uno de sus planes con algunos de los vinos que salen de los viñedos que rodean a Manzanares.
9.- El Provencio

Bodegas Campos Reales son las encargadas de trabajar la vid en este tramo de la Ruta del Vino de La Mancha, elaborando algunos de los vinos más premiados de cuantos salen de esta vasta extensión de viñedo. Visitar sus instalaciones y disfrutar de alguna de sus experiencias de vendimia es hacerlo en una de las plantas más productivas de la zona, con una media de 6 millones de botellas al año y, por supuesto, aprovechar para catar algunos de sus mejores vinos. El rastro de las raíces del vino en esta localidad llevará además al viajero hasta el conocido como El Provencio subterráneo: una galería de cuevas bajos los pies de esta parada de la Ruta en la que antaño se aprovechaba para elaborar y almacenar vino huyendo de las temperaturas extremas de la llanura.
10.- Tomelloso

Su patrimonio enológico como los bombos, las cuevas-bodega y las chimeneas de las antiguas alcoholeras son testigos de su historia y su tradición ligada al vino. Aquí las experiencias enoturísticas atrapan al viajero tanto fuera como dentro de los viñedos. Vinícola de Tomelloso y Bodega y Almazara Virgen de las Viñas (esta última, una de las bodegas más grandes del mundo) son las bodegas que elaboran vino en esta tierra que respira tradición y pasado vitivinícola por los cuatro puntos cardinales. Visitarlas en compañía de un enólogo profesional en plena vendimia es la mejor escapada para el final del verano y, en caso de hacerlo en Virgen de las Viñas, la experiencia incluye, además de una cata comentada y una degustación de vinos, una visita al museo etnográfico que se encuentra dentro de la bodega y otra al museo de Arte Contemporáneo Infanta Elena.
11.- Socuéllamos

Hasta el 8 de septiembre esta parada, conocida como la Bodega de Europa, celebra Manchavino, un evento con el que disfrutar de la música, la cultura, la historia y el patrimonio de la localidad con el vino siempre como hilo conductor. Esta cita, que se celebra ya desde hace 25 años, es la excusa perfecta para acercarse a descubrir espacios como el Museo Torre del Vino, que además de ser un templo dedicado a la arraigada historia del vino en esta tierra cuenta con una torre desde la que disfrutar de las mejores vistas panorámicas del ‘mar de viñas’ que rodean las tierras de Socuéllamos (el 5 de septiembre a las 19:30 h organiza la visita guiada ‘Etnografía manchega del vino’ con cata al finalizar-previa reserva). En plena vendimia, merece además la pena vivir algunas de las experiencias enoturísticas que ofrecen Bodegas Cristo de la Vega, Finca El Refugio o Explotaciones Hermanos Delgado.