Illa y el futuro del federalismo asimétrico: ¿Continuará el legado de Maragall y Zapatero?

El reciente resultado de las elecciones catalanas ha dado lugar a optimistas interpretaciones sobre el fin del llamado “procès”, dándolo por finiquitado con desaforado optimismo, como si éste no persistiera en sus objetivos y contenido. Cierto que ha habido un retroceso electoral para una parte del movimiento independentista, pero no para todos. Además, se obvia que el 43,6 por ciento de los electores han votado por separarse de España, que figura en los programas que contienen las metas de las formaciones independentistas.. ¿O no? Y ahí siguen, amparados por la amnistía que Puigdemont impuso a Sánchez y sus actuales advertencias de que sigue teniendo la llave para complicarle el mando actual. Y en ese mismo plano, se escriben curiosas interpretaciones sobre la organización territorial del PSOE en Cataluña, olvidándose de que su modelo, repetidamente manifestado, es el de Maragall, o sea, “la federación asimétrica” y no el modelo, por ejemplo, de los Estados Unidos expresado por su lema “de pluribus unum”; es decir, de todos uno”, o el valor y los derechos de todos los estados, e igualdad de derechos y capacidades dentro del conjunto de la nación. La idea de Maragall es que el federalismo ha de ser asimétrico, “porque si fuera simétrico sería homogeneizador y excluyente de la diversidad”. El PSC se ha definido siempre como partido catalanista.. Y esa idea la han estimulado Zapatero y Sánchez al afirmar repetidamente que Cataluña es una nación y que, en consecuencia, ese reconocimiento nacional es merecido y necesario.

¿Cómo es posible que un partido de masas, internacionalista, puede asumir que la vecindad civil (es decir, el lugar de residencia de los ciudadanos) determine derechos y singularidades con respecto a otros territorios del mismo Estado? Porque los catalanes no son una etnia, sino el conjunto de personas que residen en aquella comunidad y no los de apellidos y ascendencia carolingia, o sea, los de la “Marca hispana”. Pero ese catalanismo quedó expresado (y aceptado por Zapatero) por Maragall, inventor del concepto de la asimetría. Es decir, que un andaluz residente en Premiá de Mar sea distinto de uno que resida en La Carolina, Jaén. Una de las cosas más expresivas del actual PSC fue cuando este partido, respetuoso con la Constitución, se prestó a la trama de ceder cuatro de sus diputados de Puigdemont por cuatro días, para que Junts pudiera formar grupo parlamentario. Esquerra Republicana y Junts, cuyos votos necesita Pedro Sánchez para superar la votación de investidura, no cumplían los requisitos para formar grupo propio en el Congreso. Ambos lograron siete diputados cada uno el 23 de julio, pero no llegaron al 15% de voto en sus circunscripciones, solo en dos, y ni siquiera alcanzan ese porcentaje en el conjunto de Cataluña, por lo que su constitución como grupo propio no era posible. Pero en el caso de los de Junqueras, Sumar cedió dos y el PSOE cuatro. Es decir, se permitió que los dos partidos independentistas accedieran a las ventajas de grupo propio.

Cataluña, patria completa

Pascual Maragall, el de la asimetría es el prologuista de un libro que conviene leer. Su autor es Xavier Rubert de Ventós, quien desde hace 25 años explica cómo se debe proceder para que Cataluña sea “una patria completa”, previa “deconstrucción” del estado español actual. Conviene recordar que dentro de la organización territorial del PSOE en Cataluña ha habido y hay distintas sensibilidades, algunas marcadamente cercanas al independentismo o coincidentes en cuestiones esenciales, como la educación o el idioma exclusivo de un idioma. La coalición Socialistes de Catalunya fue el primer paso para la unificación del socialismo catalán que culminó un año después. El 16 de julio de 1978, en un Congreso celebrado en Barcelona, la Federación se agrupó con Partit Socialista de Catalunya-Congrés y el Partit Socialista de Catalunya-Reagrupament formando el Partido de los Socialistas de Cataluña, partido marcadamente independiente del PSOE de Madrid. El PSC se constituyó como partido soberano y autónomo, pero con un protocolo de unidad con el PSOE que establecía su participación en los órganos federales: la Ejecutiva, el Comité Federal y el Congreso. Adquirió una personalidad jurídica propia, unas finanzas independientes y total autonomía de acción en el marco de la política catalana.

Cierto que no se remite a un concepto histórico y racial carolingio como los independentistas de raíz. Conviene leer a Heribert Barrera, pieza ideológico esencial, del partido ERC, al que pertenece y es su portavoz Gabriel Rufián, hijo y nieto de andaluces, quien no debe de haber leído el libro de Enric Vila sobre su figura del político, titulado “Què pensa Heribert Barrera?”, plagado de muestras racismo y xenofobia, Pero su mejor aserto apareció en una entrevista en El Periódico de Catalunya cuando dijo “antes hay que salvar a Cataluña que a la democracia” “El bilingüismo implica la desaparición de Cataluña como nación”. La proximidad de algunos sectores del PSE al indepentismo ha tenido diversas manifestaciones a lo largo de los últimos años. Hace años, varios diputados de este partido, entre elloas Maritxell Batet, que luego sería presidenta del congreso, de los Diputaron votaron a favor de permitir la celebración del referéndum de independencia, lo que complicó la vida al entonces secretario general del PSOE, Rubalcaba, que hubo de imponerles la liviana sanción prevista para estos casos.

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