Villena es capital de la comarca del Alto Vinalopó, es conocida por su tesoro, uno de los más sensacionales de la Edad de Bronce europea. Y hay otro tesoro natural que aparece oculto a la vista, que es la riqueza de sus acuíferos, un conjunto de grandes bolsas de agua subterránea situados en la comarca de los que se extraen al año unos 100 hm3 de agua (100.000 Millones de litros), que han abastecido el regadío y el suministro humano de alrededor de un millón de personas, de toda la cuenca del Vinalopó, hasta Elche, Alicante y su área metropolitana. El agua ha facilitado el desarrollo de gran parte de la provincia de Alicante, 5ª a nivel nacional por su producto interior bruto (PIB), siento clave para el crecimiento del turismo.
Son especialmente los últimos 100 años de “solidaridad” los que han llevado a una situación extrema. En la historia del agua del Alto Vinalopó desaparecieron las lagunas, los manantiales e incluso se han agotado ya algunos de los acuíferos, sin que se haya activado una solución efectiva.
La Directiva marco del agua (2000/60/CE), norma del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea estableció un marco de actuación comunitario en el ámbito de la política de aguas, marcando unos plazos que la administración española suele agotar, improvisando medidas a última hora, que no han contado en principio con los afectados, ni han considerado como se debería el impacto socioeconómico y el desarrollo equilibrado de las regiones.
Los agricultores del Alto Vinalopó y sus comunidades de regantes se enfrentan estupefactos ante las propuesta del Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Júcar (revisión del tercer ciclo 2021-2027), motivo por el que además de presentar alegaciones (avaladas por informes técnicos y argumentaciones legales), han creado la denominada Plataforma por el Futuro de la Agricultura en el Alto Vinalopó, impulsada por las 5 comunidades de regantes de la comarca (5700 socios y 9100 hectáreas), y que se presentó en sociedad el pasado miércoles 23 de Febrero en la Casa de Cultura de Villena, contando con la presencia de agricultores, cooperativas, empresas y ASAJA Alicante.
Esta propuesta del Plan Hidrológico reduce, y extingue en muchos casos, los derechos asignados y los techos de consumo, y condiciona el uso del agua para regadío al trasvase Júcar-Vinalopó desde Cullera, una infraestructura todavía inactiva y cuestionada, que ha tenido un coste de entre 400 y 500 millones de euros, que supone remontar las aguas sobrantes desde la desembocadura al mar hacia el interior durante 95 km, a través de 4 elevaciones y 3 embalses. El problema añadido es que no se ofrecen garantías de suministro suficientes y se pretende amortizar la inversión incrementando de manera desorbitada el coste del precio del agua. Como consecuencia al agricultor se le multiplica por 3 o 4 veces su precio actual, lo que hace inviables las actuales explotaciones agrícolas, muchas de ellas pioneras en la inversión para modernizarse y optimizar el uso del agua, lo que supone que están sujetas préstamos de los que están pendientes sus compromisos (la inversión media ha sido de 7.000€/Ha y las amortizaciones terminan en 2056).
Un estudio económico de la Universidad Politécnica de Cartagena, anexo a las alegaciones que han realizado, valora que en la comarca del Alto Vinalopó el impacto a corto plazo va a suponer una reducción del 54,01% de la superficie regada, del 38,49% de la producción agraria, del 60% aproximadamente del valor de producción, y del 41,75% de la mano de obra empleada. Todo ello en una comarca donde la actividad agrícola supera en 20% del PIB.
Frente a la amenaza de desaparición de gran parte de la actividad agrícola, paralización de inversiones y procesos de relevo generacional, desempleo y despoblación, no se percibe una intención responsable de reducción de la extracción de agua de los acuíferos declarados sobreexplotados para el suministro humano activando las alternativas existentes.
Se insiste en que por debajo de la cota de 200 metros a nivel del mar el suministro va a realizarse a través de otras alternativas, como son las plantas desalinizadoras de Mutxamel, Alicante I, Alicante II, así como los recursos posibles del Canal del Taibilla. Las inversiones están en su mayor parte ejecutadas, pero falta completarlas y ponerlas en marcha al 100%, algo imprescindible si no se quiere agotar más los tiempos y provocar futuros problemas de suministro, con el impacto no deseado para el turismo.
La Plataforma por el Futuro de la Agricultura en el Alto Vinalopó ha nacido con vocación de dialogo, firme en sus objetivos de que se dejen de sobreexplotar y se recuperen los niveles de los acuíferos, y de que pueda mantenerse la viabilidad de la actividad agrícola, permitiendo un desarrollo territorial sostenible, generador de empleo facilitador de los necesarios procesos de innovación y relevo generacional. Por ello, mantiene contactos y pretende hacer aflorar compromisos de trabajo conjuntos con la Confederación Hidrográfica del Júcar y otras instituciones, provocando además una escucha activa y confrontación positiva de intereses entre los diferentes usuarios para superar las contradicciones y unificar criterios.
Puede seguirse su actividad a través de la página: https://www.facebook.com/FuturoAgriculturaAltoVinalopo/