En un desenlace histórico, las elecciones al Parlament de Cataluña de 2021 han concluido con un empate en escaños entre el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), ambos con 33 asientos en la cámara. A pesar de este empate, el PSC, liderado por Salvador Illa, se destacó como el partido más votado alcanzando los 654.766 votos, lo que representa un 23,03% del total. ERC, bajo la guía de Pere Aragonès, quedó muy cerca, asegurando 605.581 votos, un 21,30% del electorado.
El tercer lugar fue para Junts per Catalunya (JxCat), que obtuvo 32 escaños y 568.002 votos, evidenciando la competencia ajustada en la región. En una sorpresiva revelación, Vox hizo su entrada en el parlamento catalán con 11 escaños, siguiendo una tendencia creciente de apoyo en otros sectores del país.
Mientras la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) logró consolidar 9 escaños y En Comú Podem (ECP-PEC) 8, mostrando el apoyo continuo hacia opciones más a la izquierda del espectro político. Ciutadans (Cs) y el Partido Popular (PP) cerraron la lista con 6 y 3 escaños respectivamente, reflejando una disminución notable en su apoyo dentro de la comunidad autónoma.
Con una participación del 53.54%, menor en comparación a elecciones anteriores y claramente afectada por la situación pandémica del Covid-19, el panorama político catalán se revela más polarizado que nunca. Este evento marca un giro interesante en la política catalana, particularmente con el independentismo mostrando un retroceso en el apoyo general, aunque sigue siendo significativo dentro del Parlament.
En un giro sorpresivo, a pesar de ser el partido más votado, el PSC no pudo formar gobierno. En cambio, Pere Aragonès de ERC asumió la Presidencia de la Generalitat mediante una coalición estratégica con JxCat y el apoyo de la CUP, logrando así un equilibrio delicado pero efectivo en el parlamento.
Este gobierno ha mantenido las riendas de Cataluña hasta la fecha, con Aragonès buscando la reelección y el PSC de Salvador Illa intentando capitalizar su éxito previo en las urnas. Los resultados de 2021, además de la configuración actual del parlamento y el gobierno, sugieren que el debate sobre la independencia y la gestión de la región sigue siendo tan relevante y polarizado como siempre, prometiendo mantener a Cataluña en el foco de la política española durante los próximos años.