La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, había solicitado la comparecencia en el Congreso de los Diputados tras el Consejo de Ministros que se celebró el pasado martes. Sin embargo, para sorpresa de muchos, en lugar de Belarra fueron los ministros Nadia Calviño y José Luis Escrivá los que comparecieron.
¿Qué ha pasado? La explicación oficial es que Belarra se encuentra en cuarentena tras haber estado en contacto con una persona que dio positivo en Covid-19. Pero algunos medios de comunicación apuntan a que detrás de este cambio de planes hay una fractura en el seno del Gobierno.
Según estas informaciones, Belarra estaría enfrentada a Calviño y Escrivá por su postura en torno a la reforma de las pensiones. La ministra de Derechos Sociales sería partidaria de una pensión mínima de 1.080 euros, mientras que la ministra de Economía y el ministro de Seguridad Social se inclinarían por una cifra más baja.
En cualquier caso, lo cierto es que esta situación no favorece la imagen del Gobierno de coalición, que ya arrastra tensiones internas desde hace tiempo. El hecho de que una ministra pida comparecer y no pueda hacerlo agrava aún más la sensación de descontrol y falta de coherencia en las decisiones del Ejecutivo.
Además, esta situación también refleja el poco peso que tiene la cartera de Derechos Sociales en el Gobierno, a pesar de la importancia que tiene en los objetivos del presidente Pedro Sánchez. Ione Belarra es una de las representantes más jóvenes y renovadoras del PSOE, pero parece que su visión choca con la de otros miembros de su propio partido y del Gobierno.
En este sentido, algunos analistas apuntan a que la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, aunque necesaria para gobernar, está siendo más complicada de lo que se esperaba. Los dos partidos tienen diferencias ideológicas y de estilo muy marcadas, lo que puede generar fricciones en la toma de decisiones.
En este contexto, será importante que el Gobierno sea capaz de encontrar un equilibrio entre las distintas posturas y de dar una respuesta coherente y coordinada a los desafíos que se plantean, tanto en el ámbito social como en el económico. La situación de pandemia ha agravado las desigualdades y la precariedad en muchos sectores, y urge una acción decidida por parte de las administraciones.
Desde luego, el espectáculo de una ministra que pide comparecer y no puede hacerlo no ayuda a generar confianza y credibilidad en la ciudadanía. Es necesario que el Gobierno sea capaz de superar sus diferencias internas y de mostrar una imagen sólida y coherente ante la sociedad.
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