En el Hospital Universitario de Toledo, un creciente misterio envuelve al laboratorio de Anatomía Patológica, transformándose en una preocupación para el personal sanitario. Los empleados de esta unidad han comenzado a padecer molestias y enfermedades inexplicables, desencadenando más de 130 incidentes de intoxicación y resultando en más de 30 bajas laborales. A pesar de que las pruebas han revelado niveles anormalmente elevados de formaldehído – un compuesto químico conocido por sus efectos nocivos en la salud -, los afectados sostienen que los síntomas experimentados sugieren la presencia de otra sustancia aún sin identificar.
Los síntomas reportados incluyen vómitos, sangrado nasal, sarpullido y dificultades respiratorias. La alarma se activó especialmente después de un episodio de intoxicación masiva registrado el 27 de noviembre, que evidenció la gravedad de la situación. Sin embargo, se denuncia que las labores en el laboratorio continuaron casi sin alteraciones, pese a los crecientes reportes de problemas de salud entre el personal.
No fue hasta finales de enero cuando las autoridades sanitarias detectaron formaldehído en concentraciones hasta cinco veces superiores a lo permitido, lo que llevó al diseño de un plan de contingencia y posteriormente, a la clausura de la sala de tallado del laboratorio el pasado 25 de febrero. Sin embargo, la preocupación del personal no se ha disipado, pues argumentan que las intoxicaciones no se limitan solo a dicha sala, sino que afectan a amplias secciones del laboratorio y sus cercanías.
En respuesta, los trabajadores, ahora equipados con protección individual, siguen reportando incidentes, incluso señalando síntomas neurológicos tales como desorientación y lagunas mentales, los cuales el formaldehído no explicaría. De ahí surge la teoría de que existe otro agente nocivo en el ambiente del laboratorio. Los sindicatos, con el respaldo de preocupadas declaraciones del personal, abogan por la reubicación de las operaciones a un entorno seguro hasta que se resuelva el misterio.
Una inspección más a fondo del sistema de climatización ha sido señalada como una posible fuente del problema, aunque aún no se han obtenido resultados concluyentes. La Consejería de Sanidad, a pesar de asegurar un mantenimiento diario de los conductos, enfrenta demandas de los sindicatos para ampliar las medidas de protección a todo el personal del laboratorio, no solo a quienes trabajan en la sala de tallado.
Este caso subraya la importancia de investigar y abordar de manera integral los riesgos laborales en entornos de salud, especialmente en áreas críticas como los laboratorios de Anatomía Patológica. Mientras tanto, la comunidad médica y los empleados del Hospital Universitario de Toledo permanecen en vilo, esperando respuestas y una solución que garantice la seguridad y el bienestar de todos los implicados.