El presidente español Pedro Sánchez ofreció una cena euroatlántica en el Museo del Prado, a la que asistieron líderes de la OTAN y la UE y sus cónyuges: 30 aliados, el secretario general de la Unión, el presidente de la Comisión Europea, Jens Stowe Ertenberg, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel y seis estados miembros de la UE no pertenecientes a la OTAN (Suecia, Finlandia, Chipre, Irlanda, Malta e Irlanda).
Es la primera vez en la historia de una cumbre de la OTAN que se celebra una cena de trabajo con este formato, reuniendo a los líderes de la OTAN y de la UE, en línea con el papel y espíritu constructivo de España en la cumbre de la OTAN Alianza Atlántica y Unión Europea.
La cena mostró una imagen de solidaridad, cooperación y complementariedad entre los aliados y socios europeos, necesaria ante el actual desafío a la seguridad europea, a saber, la violación del orden internacional bajo las normas que Putin ha comprometido con la UE. Invadir Ucrania.
En concreto, a los aliados de la OTAN que no pertenecen a la UE se les ha transmitido la importancia de las relaciones entre las dos organizaciones para la seguridad euroatlántica, preservando el liderazgo de la Alianza en la disuasión y defensa de Europa, y mostrando la importancia que esas relaciones tienen para países que, como España, forman parte de ambas esferas multilaterales.
Se ha evidenciado una gran sintonía entre los líderes en torno a la complementariedad entre OTAN y UE, una circunstancia impensable hace unos años y que el actual contexto de amenazas híbridas está poniendo más de relieve que nunca la necesidad de crear sinergias.