La IA judicial: Transformando los despachos legales con sentencias automatizadas

La IA que superó el examen para jueces: cómo Maite.ai está revolucionando el derecho español

En abril de 2024, el sector legal español presenció un hito histórico: una inteligencia artificial logró 86 puntos en el exigente examen de acceso a la judicatura, superando la nota de corte (72 puntos) y demostrando que la tecnología podía competir —y vencer— en un terreno tradicionalmente humano. Se llama Maite.ai, fue creada por tres emprendedores catalanes y hoy ayuda a más de 7.000 abogados y 300 bufetes con una precisión del 96%.

No inventa, argumenta

Lo que distingue a Maite.ai de otras IA generativas, como ChatGPT, es su enfoque riguroso. "No es creativa, sino precisa", explica Alejandro Castellano, CEO y cofundador. La herramienta no genera contenido sin base, sino que recurre a leyes, sentencias y doctrina para ofrecer respuestas verificables. "Da recursos para que el abogado valide cada argumento", añade.

Su impacto es tangible: desde análisis jurídicos hasta estrategias legales, reduce tiempos y costos. Por 100 euros al mes, pequeños despachos pueden rivalizar con grandes firmas. "Antes, esta tecnología solo estaba al alcance de los gigantes", señala Castellano.

La experiencia de los abogados

Albert Jané, socio de Jané Abogados, relata su experiencia: "Lo usamos en casi todos los casos. Las respuestas son más completas, con detalles que nosotros pasábamos por alto". Para él, uno de los mayores beneficios es la formación de abogados junior, que resuelven dudas con mayor profundidad gracias a la IA.

Casos reales respaldan su eficacia:

  • Un abogado sevillano preparó un juicio de menores con Maite.ai. El juez, sorprendido, pidió que la IA dictara sentencia. Lo hizo en 90 segundos, con solo dos errores menores.
  • Un equipo especializado en protección de datos redujo de 5 a 2 días la elaboración de informes.

Privacidad y límites éticos

Frente al escepticismo por el uso de datos, Maite.ai asegura que no almacena interacciones —a diferencia de ChatGPT— y opera con servidores en Europa, cumpliendo el RGPD. "Nada sale del despacho sin revisión humana", recalca Jané.

Castellano insiste en que la IA no reemplazará a los abogados, pero democratizará la justicia: "Si un profesional gestiona más casos a menor costo, más personas podrán acceder a asesoría legal".

¿El futuro? Un copiloto, no un piloto

El consenso es claro: la tecnología es un aliado, no un sustituto. "La relación humana no la sustituye una máquina", reflexiona Castellano. La IA puede optimizar plazos, pero la ética, la empatía y el criterio siguen siendo —por ahora— exclusivamente humanos.

Mientras el debate sobre automatización arrecia, Maite.ai ya marca el rumbo: revolución sí, pero con seguridad jurídica y ojos bien abiertos.

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