Entre el Turismo y la Despoblación: El Desafío de Las Ciudades y Pueblos Canarios

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En las Islas Canarias, el panorama demográfico ha experimentado un alza considerable desde 1996, pasando de 1.606.534 habitantes a 2.202.048 en la actualidad. Este crecimiento poblacional, representando más de la mitad del tamaño de su población de hace casi tres décadas, muestra a su vez un paisaje heterogéneo en términos de distribución por islas y municipios.

Destacan en este avance demográfico Lanzarote y Fuerteventura como líderes del aumento poblacional, con 1.076 y 1.366 nuevos habitantes respectivamente al cierre del último año. Tenerife se sitúa también en el mapa con el municipio de Granadilla de Abona en la vanguardia, acogiendo casi 2.500 nuevos residentes. Por otro lado, las denominadas islas verdes, entre las que se encuentran La Palma, La Gomera, y El Hierro, han visto un modesto incremento de más de 100 habitantes, mientras que Gran Canaria enfrenta el fenómeno inverso, con varios de sus municipios, incluida su capital, Las Palmas de Gran Canaria, experimentando una merma poblacional, alcanzando una disminución de 770 personas.

Este fenómeno de crecimiento no es uniforme en toda la región. La Palma, específicamente, destaca por un incremento poblacional de solo el 2% desde 1996, hecho que se ha exacerbado tras la erupción del Volcán Tajogaite en 2020, llevando a la pérdida de 571 vecinos en Los Llanos de Aridane. Además, pese al incremento generalizado de población, 46 de los 88 municipios cuentan con menos de 10.000 habitantes, lo que refleja una tendencia hacia la despoblación en ciertas zonas del archipiélago.

Este paisaje demográfico se completa con la notable presencia de población extranjera, que, aunque escasa en La Palma (no llega al 12%), está compuesta en su mayoría por venezolanos, colombianos, cubanos —muchos de ellos emigrantes retornados— y ciudadanos de países europeos como Alemania y Países Bajos, atraídos por el clima o en busca de un retiro idílico.

El escenario está marcado por distintas voces que hablan sobre la importancia de atraer y retener a jóvenes y familias, proponiendo mejoras en servicios educativos y sanitarios, entre otros. Leopoldo Cabrera, un sociólogo de la Universidad de La Laguna, resalta que el desafío demográfico no solo implica un aumento en la esperanza de vida sino también en encontrar formas atractivas para que los más jóvenes decidan permanecer o establecerse en las islas, algo complicado cuando las redes sociales venden una imagen de felicidad y oportunidades en otros lugares.

Enfrentando desafíos como la reconstrucción tras desastres naturales, como la erupción volcánica de 2020 en La Palma, el alcalde de Los Llanos de Aridane, Javier Llamas, ve en la adversidad una oportunidad para demostrar la resiliencia y la capacidad de superación de sus ciudadanos, encaminándose hacia la revitalización económica y social de su municipio a través de proyectos de infraestructura y vivienda.

A nivel político, se están tomando medidas para fomentar el diálogo y plantear estrategias comunes entre los municipios menos poblados. Fernando Clavijo, presidente de Canarias, ha convocado una mesa de trabajo que busque abordar los retos y desarrollar un foro dedicado a la coordinación y articulación de medidas para mejorar la vida en estas localidades.

Las Islas Canarias se encuentran así ante un punto de inflexión, donde la población es variada y dinámica, reflejando tanto los desafíos como las oportunidades que enfrenta este archipiélago, dibujando un futuro que requiere de un enfoque equilibrado que considere tanto el crecimiento poblacional como la calidad de vida de todos sus habitantes.

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