El TS aprueba retirar la custodia de una pareja antes del nacimiento del bebé debido a su «falta de destrezas para la crianza».

La difícil situación que están viviendo las familias migrantes que intentan cruzar la frontera de Estados Unidos ha vuelto a ocupar titulares en los medios de comunicación. En esta ocasión, el foco de atención recae en un informe que alertó de que devolver a un niño migrante a sus padres «supondría una sucesión de traumas» para él.

El informe, elaborado por la Asociación Americana de Pediatría (AAP), señala que separar a un niño de su familia, ya sea por deportación o detención, puede tener graves consecuencias psicológicas y emocionales. En el caso de los niños migrantes, esta situación puede ser especialmente traumática, ya que muchas veces la separación se produce en un contexto de violencia y persecución.

Es importante destacar que el informe de la AAP no se refiere únicamente a la política de «tolerancia cero» impulsada por la Administración Trump, que ha llevado a la separación de más de 2.500 niños de sus padres en los últimos meses. En realidad, el informe se centra en la necesidad de proteger los derechos de los niños migrantes y de evitar que sean utilizados como «moneda de cambio» política.

En este sentido, cabe recordar que la separación de familias migrantes no es una medida nueva en Estados Unidos. Desde hace décadas, el sistema migratorio estadounidense ha utilizado la detención y la deportación para controlar el flujo migratorio, sin importar las consecuencias para los niños y las familias afectadas. Sin embargo, la política de «tolerancia cero» ha puesto en evidencia la crueldad y el sufrimiento que causa esta práctica a los niños y las familias.

Ante esta situación, la AAP ha emitido una serie de recomendaciones para proteger los derechos de los niños migrantes. Entre ellas, se destacan la necesidad de evitar la separación de las familias, la importancia de ofrecer protección y atención médica y psicológica a los niños migrantes y la urgencia de buscar soluciones humanitarias y sostenibles para abordar el fenómeno migratorio.

En definitiva, el informe de la AAP pone de manifiesto la necesidad de proteger los derechos y la salud de los niños migrantes, que son los más vulnerables y afectados en este contexto. La separación de las familias migrantes no sólo es inhumana y cruel, sino que también supone una violación de los derechos humanos y un grave riesgo para la salud mental y emocional de los niños. Es urgente que las autoridades estadounidenses actúen en consonancia con los principios del derecho internacional y con el respeto a la dignidad humana, para garantizar un futuro más justo y seguro para los miles de niños y familias que buscan refugio y protección en Estados Unidos.

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