En uno de los enclaves más espectaculares de España, las piscinas termales al aire libre se han convertido en una parada obligatoria para quienes buscan un refugio de relax y bienestar sin coste alguno. Estas aguas, famosas por sus propiedades relajantes, están disponibles todo el año, brindando a sus visitantes no solo un escape del ajetreo diario sino también un contacto directo con la majestuosidad de la naturaleza.
Mientras que los roscones dominan las mesas en vísperas de Reyes, hay una tradición gastronómica que se disfruta sin importar la temporada: los churros con chocolate. Este manjar se ha arraigado en la cultura española de tal manera que no solo acompaña los desayunos de domingo o se convierte en el mejor remedio tras una noche de celebración, sino que también atrae a turistas de todas partes. Lugares como la chocolatería de San Ginés en Madrid se han hecho célebres, tanto que hacerse con un sitio en sus mesas se ha tornado en una aventura en sí misma.
El debate sobre el origen de los churros sigue abierto, oscilando entre Portugal y China como sus posibles cunas. A pesar de esta incertidumbre, lo que es claro es el arraigo del cacao en la historia y la cultura españolas. Este ingrediente llegó a España en el siglo XVI, marcando el inicio de una revolución culinaria que hasta hoy día sigue enamorando paladares.
El Monasterio de Piedra, ubicado en Nuévalos, Zaragoza, se posiciona como el lugar donde se sirvió por primera vez en Europa chocolate a la taza. La historia cuenta que fue allí donde se logró suavizar el amargor del cacao con miel, azúcar, vainilla y canela, dando inicio a lo que hoy conocemos como chocolate caliente. Este lugar, además de ser un testimonio viviente de la historia del chocolate, es un oasis de belleza natural, mezclando arte, arquitectura y paisajes que dejan sin aliento a quien lo visita.
A pesar del cierre temporal del monasterio debido a las secuelas de la DANA, el lugar ha sido reconocido con diversas distinciones por su valor turístico y cultural. Su arquitectura, que combina el gótico cisterciense con toques de barroco y mudéjar, se complementa con un entorno natural de inigualable belleza, destacando la famosa cascada de Cola del Caballo.
Es este rincón de Zaragoza donde la historia y la naturaleza se abrazan, representando no solo el legado del chocolate en Europa sino también ofreciendo un espacio de paz y conexión con la naturaleza. Las piscinas termales, junto con la riqueza cultural del Monasterio de Piedra, invitan a una experiencia única, fusionando el placer de bañarse en aguas termales con la oportunidad de sumergirse en la historia y la cultura de España.