El pollo es una carne muy consumida en España, pero ¿sabemos cómo conservarla para evitar correr riesgos de enfermedades? Es importante conocer algunas claves de conservación para cocinar o consumir pollo crudo, congelado o ya cocinado.
El pollo crudo puede conservarse en el frigorífico de uno a dos días. Sin embargo, a partir de ese momento, debemos tener en cuenta algunas cuestiones para evitar el deterioro. Si el color ha adquirido un tono gris o verdoso, o descubrimos moho sobre la superficie, debemos tirarlo a la basura. Tampoco debe tener una textura muy grasienta o muy seca, su aspecto debe ser como el primer día que lo compramos. Si el pollo huele fuerte, debemos deshacernos de él. Es importante ser conscientes de que el consumo de pollo en mal estado puede producir enfermedades como la salmonelosis.
El pollo congelado es una forma de alargar su tiempo de conservación, pero debemos tener en cuenta que no está exento de riesgos. Si encontramos una gran capa de hielo en el pollo, es posible que nuestro congelador esté roto o el pollo no esté en buen estado. Si vemos manchas blancas o muy oscuras en el pollo, es un indicio de que puede estar comenzando a descomponerse. El olor también es un factor importante a tener en cuenta.
El pollo cocinado y conservado en el frigorífico durante demasiados días también puede deteriorarse rápidamente. Debemos asegurarnos de que la carne tenga un color homogéneo, una textura uniforme y el mismo olor que tenía cuando lo cocinamos para asegurarnos de que sigue siendo seguro para el consumo.
En cuanto a la cocción del pollo, es importante asegurarse de que esté completamente cocido antes de consumirlo. La temperatura interna debe alcanzar los 75 grados Celsius para asegurar que todas las bacterias han sido eliminadas. Además, es importante separar los utensilios y superficies de trabajo que han estado en contacto con el pollo crudo para evitar la contaminación cruzada.
En resumen, el consumo de pollo en mal estado puede provocar enfermedades graves, por lo que es importante estar atentos a las claves de conservación para evitar correr riesgos innecesarios. El pollo crudo, congelado o cocinado debe estar siempre en condiciones óptimas de almacenamiento y cocción para su consumo seguro y saludable.
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