Atrapados en una Nube Venenosa: La Lucha Diaria contra el Humo Tóxico de la Quema de Cobre

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Cuando en 2006 se proyectaba la expansión residencial de Málaga hacia su lado oeste con la urbanización de finca Soliva, prometía el inicio de un nuevo capítulo para la ciudad. La idea era transformar una extensión de terrenos baldíos en un bullicioso nuevo sector que atraería a unas 5.000 personas, reviviendo la zona con nueva vida y oportunidades. Años más tarde, el Conjunto Residencial Soliva se consolidó como un refugio para jóvenes y familias que buscaban un hogar asequible en un mercado inmobiliario cada vez más exigente. Sin embargo, detrás de este idílico principio se esconde una realidad mucho menos encantadora que ha estado afligiendo a los residentes: la continua contaminación del aire por el humo tóxico.

El origen de este humo, que ha obligado a los habitantes a mantener sus ventanas cerradas constantemente, se encuentra en la barriada vecina de Los Asperones, un área marcada por su desfavorable condición socioeconómica y la frecuencia de operativos policiales. En esta barriada, chatarreros —algunos de los cuales son residentes del área— se dedican a quemar cables para extraer el cobre y venderlo a desguaces cercanos. No se limitan solo al cobre; colchones, electrodomésticos y neumáticos también son consumidos por el fuego, desprendiendo un «humo negro» que se cierne sobre Soliva, poniendo en riesgo la salud de sus habitantes.

La situación ha llegado a un punto crítico que los residentes de Soliva se han visto en la necesidad de formalizar su descontento y preocupación mediante un escrito dirigido a las autoridades, subrayando la habitualidad y el peligro que representan estas quemas. Además, se sugiere que las emisiones tóxicas resultantes podrían constituir delitos ambientales según el artículo 325 del Código Penal, punibles con penas de prisión.

A pesar de los repetidos avisos y la claridad del riesgo para la salud pública, los residentes critican la aparente pasividad de las administraciones locales ante una problemática que no solo afecta al bienestar personal sino que sobrepasa los límites de la legalidad en cuanto a la gestión y disposición de residuos se refiere.

La limpieza y el cercado del solar donde se producen estos incendios son señalados como pasos críticos para mitigar la situación. Además, los residentes demandan acciones más decisivas, incluyendo operativos que no solo extingan los fuegos sino también identifiquen y sancionen a los responsables. Este conflicto llama la atención sobre la importancia de la reubicación de los residentes de Los Asperones, un proyecto que lleva décadas pendientes y que, según los afectados, podría ser parte de una solución integral respetuosa tanto con la ley como con la convivencia comunitaria.

Málaga se encuentra, así, ante un dilema que contrasta dramáticamente con el sueño inicial de Soliva: el de una comunidad segura y próspera. Los residentes de Soliva y los cuerpos de seguridad y administraciones relevantes se ven obligados a confrontar una realidad marcada por la contaminación, la salud pública y la legalidad, cuestiones todas que requieren de un urgente y efectivo abordaje.

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