Una mujer de Galicia que murió en 2003 vuelve a ser incluida en un listado de deudores por segunda vez.

La suplantación de identidad es un problema que cada vez afecta a más personas en todo el mundo. La historia de Carmen Ferro es un claro ejemplo de cómo el delito de usurpación de identidad puede tener consecuencias muy negativas para quienes son víctimas de él.

Carmen Ferro, una mujer gallega que falleció hace 20 años, ha sido incluida en dos ocasiones en los archivos de insolvencia patrimonial (Asnef y Experian) debido a la suplantación de su identidad por parte de una persona desconocida. La primera vez ocurrió en 2019, cuando alguien utilizó los datos de la difunta para contratar un teléfono fijo y otro móvil con Telefónica en Valladolid. Tras acumular una deuda de 182,39 euros por impago de las facturas, Telefónica incluyó a Carmen Ferro en los ficheros de morosos, pese a que su familia aportó los documentos que acreditaban su fallecimiento y denunció los hechos a la Guardia Civil.

Sin embargo, Telefónica no consideró suficientes las pruebas presentadas y la familia de Carmen Ferro tuvo que recurrir a la justicia para que se reconociera la inocencia de la fallecida en este asunto. La Audiencia de Pontevedra condenó a la compañía por incluir a la difunta en un fichero de morosos y ordenó su eliminación. Pero, sorprendentemente, la filial de Telefónica, Movistar, volvió a incluir a Carmen Ferro en el Asnef por una deuda de 90 euros, lo que ha llevado a su familia a presentar una nueva demanda contra la compañía.

La historia de Carmen Ferro es un ejemplo de la importancia de proteger nuestra identidad, especialmente en un mundo cada vez más conectado y en el que nuestros datos personales pueden ser utilizados con fines fraudulentos. La suplantación de identidad puede tener consecuencias muy graves, como la inclusión en ficheros de morosos, la pérdida de crédito o la imputación de delitos que no hemos cometido. Además, puede resultar muy difícil probar nuestra inocencia, como ha ocurrido en el caso de Carmen Ferro, en el que incluso los documentos notariales y las denuncias judiciales no han sido suficientes para evitar su inclusión en un fichero de morosos.

Es importante, por tanto, tomar medidas para proteger nuestra identidad y evitar que nadie pueda suplantarla. Algunos consejos útiles pueden ser no compartir nuestros datos personales con desconocidos o no proporcionar información confidencial por teléfono o correo electrónico si no estamos seguros de la identidad de la persona que nos solicita dicha información. Además, es recomendable no utilizar contraseñas fáciles de adivinar y actualizarlas con frecuencia para evitar que alguien pueda acceder a nuestras cuentas.

En definitiva, la historia de Carmen Ferro es un ejemplo de cómo la suplantación de identidad puede tener consecuencias muy graves para quienes son víctimas de esta práctica delictiva. Proteger nuestra identidad es fundamental para evitar situaciones como esta y garantizar nuestra seguridad y privacidad.

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