La situación laboral de unos 1.000 trabajadores transfronterizos marroquíes en Ceuta se encuentra en un limbo burocrático que amenaza su día a día. Estos empleados, que cruzan la frontera diariamente para trabajar mayoritariamente como empleadas de hogar, se enfrentan ahora a la posibilidad de no poder continuar con sus labores en la ciudad autónoma debido a la falta de un permiso esencial.
El corazón del problema radica en la incapacidad de estos trabajadores para obtener un certificado de residencia marroquí sellado de manera oficial. Este documento, equivalente al empadronamiento, es un requisito indispensable para las renovaciones de permisos que se gestionan en Extranjería de Ceuta. Fuentes sindicales han informado a EFE sobre esta situación que ha sorprendido a los afectados, quienes afirman que las autoridades marroquíes no están facilitando la documentación necesaria.
El impacto de este impasse burocrático no es menor: actualmente, estos 1.000 trabajadores marroquíes forman parte de la fuerza laboral ceutí y están correctamente registrados en la Seguridad Social. Especialmente crítico es el caso de las 800 mujeres que trabajan como empleadas de hogar, representando la mayor proporción de estos contratos de trabajo transfronterizo.
La normativa que regula su estatus exige que estos trabajadores ingresen a Ceuta en las primeras horas del mañana y la abandonen antes de las 22:00 horas, marcando un ritmo de vida que se ha sostenido hasta ahora sin mayores contratiempos. Sin embargo, la actual traba administrativa pone en suspensión no solo su sustento diario sino el bienestar de numerosas familias tanto en Ceuta como en Marruecos.
A pesar de la gravedad de la situación, hasta el momento no ha habido una declaración oficial por parte de la Delegación del Gobierno en Ceuta. Los afectados y distintas organizaciones esperan una rápida solución que permita a estos trabajadores transfronterizos regularizar su situación y continuar contribuyendo a la economía y al tejido social de Ceuta sin enfrentarse a más obstáculos administrativos. La ciudad, conocida por su posición única entre dos continentes, se ve así enfrascada en una problemática que resalta la complejidad de la gestión migratoria y laboral en zonas fronterizas.