Poco a poco, Alfonso Rueda emerge de la imponente sombra de su predecesor, Alberto Núñez Feijóo, marcando su propio camino al frente de la Xunta de Galicia. Rompiendo con la política de su antecesor, quien durante sus 13 años de gobierno no reclamó transferencias de competencias para Galicia, Rueda se lanza a una ambiciosa campaña para ampliar el autogobierno de la región. Un claro ejemplo de este empeño es la reciente petición de la Xunta para que se le traspasen las competencias en materia de meteorología, específicamente en lo referente a la emisión de alertas meteorológicas.
Una decisión que se gestó varios días antes del desastroso 29 de noviembre en Valencia, evidenciando la proactividad de la Xunta frente a un tema de creciente importancia. La demanda, encabezada por el conselleiro de Presidencia, Diego Calvo, tiene como objetivo complementar las capacidades de MeteoGalicia, un organismo que, pese a contar con una infraestructura sobresaliente y ser capaz de realizar predicciones con gran precisión, no posee la autoridad para emitir alertas por fenómenos adversos.
Esta reivindicación encuentra sus raíces en incidentes anteriores, como el impacto del ex huracán Kirk en la costa gallega, que reveló deficiencias en el sistema actual. Resaltando la superior precisión de MeteoGalicia en comparación con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rueda y su equipo argumentan la necesidad de una gestión meteorológica más autónoma que permita reaccionar de manera más eficaz y específica ante adversidades climáticas.
A este efecto, el gobierno gallego no solo ha formulado estas peticiones oficialmente sino también ha tomado pasos concretos hacia la autonomía, simulando estrategias previamente empleadas, como en la demanda de gestión del litoral, ahora aplicadas en su lucha por controlar las alertas meteorológicas. Este ímpetu se traduce en la posible promulgación de una ley autonómica que permitiría a Galicia avanzar en este frente, en caso de que el Ejecutivo central se oponga a la transferencia de competencias.
Sin embargo, esta reivindicación no ha estado exenta de críticas, siendo tildada de oportunista por figuras de la oposición en el contexto de la reciente DANA que azotó Valencia. No obstante, la Xunta se mantiene firme en su postura, destacando la calidad, precisión e infraestructura de MeteoGalicia como sólidos argumentos que justifican su demanda.
La intención de Rueda va más allá del simple traspaso de competencias; busca profundizar en el conocimiento de los fenómenos meteorológicos, sensibilizar a la ciudadanía y administraciones locales para una mejor respuesta ante estos eventos. Con el respaldo del BNG y a pesar de la abstención de los socialistas, la propuesta ha ganado tracción, con la conselleira de Medio Ambiente adelantando que seguirán los pasos previstos para la gestión del litoral, subrayando el precedente exitoso pese a la oposición inicial del gobierno central.
Esta situación plantea un futuro en el que la Xunta podría gozar de una mayor independencia en la gestión de las alertas meteorológicas, lo que sería un hito significativo hacia el ensanchamiento del autogobierno de Galicia, marcando un distancia clara de la gestión anterior y abriendo el debate sobre el equilibrio entre centralización y autonomía regional en España.