En una jugada legal que ha alimentado aún más el culebrón jurídico en torno al escándalo que sacudió al mundo del fútbol, el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ha solicitado formalmente que sus dos hijas testifiquen en el juicio donde se enfrenta a una posible condena de dos años y medio de prisión. Los cargos contra Rubiales, de agresión sexual y coacciones, derivan del polémico beso no consentido a Jenni Hermoso, hecho ocurrido después de la final del Mundial Femenino el pasado 20 de agosto de 2023.
En un intento de reforzar su defensa, Rubiales ha presentado un escrito ante la Audiencia Nacional en el que no solo hace dicha petición, sino que también propone la inclusión de una serie de pruebas periciales centradas en la lectura de labios y el análisis de la comunicación no verbal y el lenguaje corporal presentes durante el incidente. Este conjunto de estrategias busca sustentar la versión de los hechos que Rubiales ha mantenido desde el inicio: que el beso fue consentido y que, en su visión, no ejerció presión alguna sobre Hermoso para que ella apoyara esta narrativa.
Rubiales defiende el beso como una «manifestación de euforia» tras el triunfo del equipo español, negando cualquier connotación sexual o intención inapropiada. Entre los testigos propuestos por su defensa, se encuentran figuras prominentes del ámbito futbolístico, incluidas la afectada Jenni Hermoso, Alexia Putellas, Irene Paredes, Laia Codina y el seleccionador masculino, Luis de la Fuente. Asimismo, el apoyo de la Agrupación de Personas Sordas de Granada y provincia (ASOGRA) ha sido solicitado para acreditar mediante la lectura de labios lo dicho durante el acto de entrega de trofeos.
Este movimiento legal de Rubiales ha vuelto a poner en el punto de mira la veracidad de los relatos contrapuestos sobre el suceso, especialmente después de que se acusara a Hermoso de modificar su versión de los hechos pasados unos días. El procedimiento judicial promete seguir generando tensiones y debates en torno a las dinámicas de poder, el consentimiento y el respeto dentro y fuera del ámbito deportivo. Con el mundo del fútbol como telón de fondo, este caso continúa desarrollándose en los tribunales, manteniendo en vilo tanto a aficionados como a observadores de la justicia y los derechos humanos.
