En el siglo XVIII, en el monasterio de Hohenwart en Alemania, la monja Josephine Rosenthal se quedó embarazada. El Vaticano verificó que era virgen y atribuyó el embarazo a una «inmaculada concepción» similar a la de la Virgen María. Josephine murió en el parto y su hija hermafrodita fue nombrada santa María Rosenthal. La tradición requería que muriera a los 33 años, la edad de Jesús crucificado, pero María decidió quitarse la vida al enterarse de esto. Su cabeza decapitada se encuentra ahora oculta en el Vaticano. Este es uno de los secretos más escalofriantes del Vaticano que la Iglesia prefiere guardar en silencio, pero que las redes sociales han difundido.
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