PSC y ERC ultiman detalles para establecer un ‘cupo catalán’ en la investidura de Salvador Illa

En un momento político de suma tensión, el Partido Socialista Catalán (PSC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) intensifican sus esfuerzos para cerrar un acuerdo que permitiría la investidura de Salvador Illa como nuevo president de la Generalitat, y con ello, evitar unos nuevos comicios en octubre. Las negociaciones, lideradas por Marta Rovira por parte de ERC, buscan posicionar a los republicanos en una situación ventajosa, aunque ello signifique desafiar al PSOE y, de alguna manera, humillar a Carles Puigdemont y sus allegados.

A medida que se acerca el plazo límite impuesto por ERC, las exigencias republicanas complican el panorama, poniendo especial énfasis en la consecución de un ‘cupo catalán’ singular. Esta demanda ralentiza el pacto y pone en jaque la habilidad negociadora de ambos bandos. Paralelamente, Junts per Catalunya intenta sabotear el acuerdo, buscando persuadir a cargos de ERC para que desaprueben la investidura de Illa, lo que podría desembocar en un escenario electoral nuevamente.

Las negociaciones están lejos de ser lineales o predecibles. ERC ha hecho notables avances en términos de traspasos competenciales y concesiones estatales, incluyendo indultos y una ley de Amnistía que beneficia al independentismo. No obstante, para ERC, el acuerdo debe contemplar una financiación preferencial para Cataluña, un tema delicado que despierta recelos tanto dentro como fuera de Cataluña.

Sobre este tema, el PSC se muestra dispuesto a flexibilizar el modelo de recaudación de impuestos en Cataluña, aunque aún no se logra un consenso sobre la distribución de los fondos recaudados. Entre tanto, el caótico panorama interno de ERC, con disputas y estrategias contrarias a la unidad del partido, agrega una capa adicional de incertidumbre a las ya complejas negociaciones.

En este contexto, Puigdemont emerge nuevamente como una figura disruptiva, amenazando con regresar a Cataluña para impedir cualquier pacto que consolide a Illa como president. Este movimiento se suma a una campaña de desinformación dirigida a minar la credibilidad del PSC y de Illa, recalcando la disposición de Puigdemont por mantenerse relevante y ejercer influencia sobre el proceso.

A pesar de los desafíos internos y las maniobras de Junts per Catalunya, una fracción dentro de ERC, desfavorable a un nuevo tripartito, reconoce que el momento actual requiere de decisiones pragmáticas, incluso a costa de transigir en la aspiración de independencia a corto plazo. Este sector considera que el acuerdo con el PSC, especialmente si se resuelve favorablemente el tema de financiación, podría marcar el fin político de Puigdemont, relegándolo al margen del poder en Cataluña.

Las próximas horas son cruciales. Lo que está en juego no es solo la formación de un nuevo gobierno en Cataluña, sino la definición del futuro político de la región a mediano y largo plazo. Los bandos en disputa, con sus contradicciones y ambiciones, delinean un escenario de alta volatilidad donde el desenlace es todavía incierto.

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