Olas de Calor: El Verano Infinito y Sus Desafíos Perennes

El sector agrícola de Canarias enfrenta una crisis sin precedentes, exacerbada por el cambio climático que ha llevado a una sequía significativa en la región. Los cultivos de plátanos, en particular, están sufriendo enormemente, enfrentándose a desafíos que amenazan su viabilidad económica y ambiental. Este año, la producción ha sido tan abundante que 7,5 millones de kilos de plátano no han podido ser vendidos, acumulando tres semanas de exceso de producción sin salida al mercado principal peninsular.

La gestión de esta sobreproducción se realiza mediante un proceso conocido como ‘la pica’, que involucra la inutilización de los plátanos excedentes para evitar la saturación del mercado. Aunque esta medida se ve compensada con una subvención de 0,30 euros por kilo a través del programa ‘POSEI’, autorizado por la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, la realidad es que se está desperdiciando comida mientras hay demanda en otras partes.

Los agricultores, como Dionisio Rocha de la Sociedad Cooperativa Limitada de Plátanos de la Costa del Silencio en Tenerife, ve la pica como una herramienta necesaria, aunque no ideal, para equilibrar el mercado. Esta aceptación se debe al entendimiento de que no se puede forzar el consumo de plátanos sobre otras frutas disponibles en la temporada como nectarinas o melones. A pesar de comprender la lógica económica detrás de estas acciones, la destrucción de comida sigue siendo un aspecto doloroso para los productores.

Además de la naturaleza impredecible de la agricultura y la competencia con las bananas importadas, el cambio climático añade otro nivel de incertidumbre. Los inviernos benignos han resultado en una producción excesiva que supera la capacidad del mercado local. A esto se suma la competencia desleal de países como Colombia, cuyas bananas, comercializadas a precios más bajos y con menores estándares de seguridad alimentaria, ponen en desventaja al plátano canario.

Un grupo activista denominado Plataforma por un Precio Justo y Auténtico del Plátano ha exigido al Gobierno de Canarias mayor transparencia y una reconsideración de la práctica de las picas, argumentando que no solo debe demostrarse su beneficio para los agricultores, sino también para el equilibrio ambiental y la seguridad alimentaria general.

Este escenario refleja una intersección crítica entre la economía agrícola, la sostenibilidad ambiental y la justicia social, que requiere de soluciones holísticas para garantizar un futuro más justo y sustentable para el sector agrícola de Canarias. La situación del plátano no solo es un desafío local, sino también un ejemplo de los efectos cada vez más tangibles del cambio climático en la agricultura mundial.

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