Haciendo eco a las ediciones anteriores que tuvieron lugar en Fuente Álamo (Murcia) y en La Peza (Granada), la Big Fucking Party 2025 ha despertado nuevamente la atención de miles de jóvenes de toda España y Europa. Este evento, que nuevamente se celebra sin la autorización correspondiente, ha encontrado su último escenario en un polígono industrial cercano al aeropuerto de Ciudad Real, congregando a una multitud ansiosa de música y baile.
Desde el arranque de la fiesta en la última Nochevieja, el flujo inesperado de vehículos generó un colapso considerable en la Autovía A-43, que une Ciudad Real con Puertollano. Este incidente llevó a los cuerpos de seguridad a solicitar a los ciudadanos evitar el tránsito por dicha vía, en un intento por controlar la afluencia masiva al evento.
La vigilancia en la zona se ha intensificado desde las primeras horas de la fiesta, con un despliegue significativo de las fuerzas de seguridad que buscan mantener el orden y garantizar la seguridad tanto de los asistentes como de los residentes cercanos al lugar del evento.
Según Ricardo Chamorro, teniente de alcalde y concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Ciudad Real, la policía local fue alertada de la situación alrededor de las 21.30 horas, gracias a las indicaciones sobre una concentración masiva de vehículos en la autovía, promovida a través de las redes sociales. Esto obligó a una rápida coordinación con la Guardia Civil, responsables de las infraestructuras de tráfico afectadas, para atender el caos generado por más de 500 coches.
A pesar de la improvisación que caracteriza a este tipo de encuentros, y la falta de permisos necesarios, las autoridades han querido transmitir un mensaje de tranquilidad. David Broceño, subdelegado del Gobierno en Ciudad Real, ha asegurado que se han tomado las medidas necesarias para preservar la seguridad y el orden público, implementando controles en las vías de acceso para garantizar un tráfico fluido y prevenir posibles accidentes.
El fenómeno de las fiestas rave ilegales parece tener un poder de convocatoria que supera las expectativas año tras año, logrando reunir a multitudes dispuestas a celebrar durante días. Según las predicciones, este evento podría extenderse hasta el día de Reyes, al igual que sucedió en la edición pasada, desafiando una vez más los esfuerzos por controlar estas masivas concentraciones no autorizadas.
La situación actual plantea desafíos tanto para las autoridades como para los residentes locales, evidenciando la necesidad de abordar de manera más efectiva la gestión de este tipo de eventos que, si bien son un espacio de expresión cultural para muchos jóvenes, también suponen un riesgo para la seguridad y el orden público.