Los partidos se unen para presionar a Borrás y forzar su salida del Parlament antes de la orden de la Junta Electoral.

Laura Borràs y su paso al lado

El fin de semana del 12 de junio, Laura Borràs fue condenada por corrupción junto a otros catorce imputados en el caso de desvío de fondos públicos de la institución Òmnium Cultural, cuando ella estaba al mando de la misma en su anterior cargo. La sentencia dictada por el juez dio como resultado una pena de 22 meses de inhabilitación para la política y además, deberá pagar multas por más de 10.000 euros por un delito de prevaricación y malversación de fondos públicos.

Esta decisión, tomada por el juzgado especializado en casos de corrupción de la Audiencia Nacional, ha desatado una catarata de reacciones y consecuencias para la presidenta del Parlament. En lo inmediato, Borràs ha informado que recurrirá la sentencia pero, a la vez, ha anunciado una rueda de prensa para abordar su futuro. Y es que esta decisión judicial deja en una situación delicada su liderazgo político y parlamentario, sobre todo, si se tiene en cuenta el compromiso ético que deberían tener como representacionies públicos.

El escándalo de la corrupción en España ya no es una novedad, pero sí lo es en el caso de Borràs. El hecho de que presida el más alto terreno político de Cataluña, hace que su conducta sea aún más critiquable. No queda duda de que la corrupción es una lacra que destruye la interna de los partidos y, además, desacredita la democracia cuando compromete a los representantes públicos. En este sentido, su condena ha sido tajante en cuanto a señalar la incompatibilidad entre el ejercicio de cargos públicos y la comisión de delitos de corrupción.

Como bien es sabido, Borràs ha sido una de las grandes defensoras del proyecto independentista de su comunidad autónoma. Su cargo en el Parlament, la colocó en el primer organismo de decisión política de la República catalana, donde hoy existe una aceleración del clima político que no deja espacio para especulaciones. En este sentido, se espera que Borràs deje su cargo antes de que la situación se torne insostenible para ella y para el cuerpo político al que representa; si bien, esto aún es una incógnita, ya que la figura de la presidenta del Parlament es de alta importancia y relevancia política.

Por otro lado, el contexto político en el que se da este hecho no ayuda mucho. Cataluña vive una situación tensa en el contencioso independentista en su relación con el Estado, y la figura de los líderes políticos son puestos a prueba en cuanto a la transparencia y a la honestidad de su gestión. Un lastre muy pesado que no sumará a la causa.

En la actualidad, todos los partidos políticos del arco parlamentario, salvo el de la propia Borràs, están pidiendo que dé un paso atrás. Esta situación podría llevar a una crisis en la dirección parlamentaria en un contexto ya frágil y conflictivo, por lo que la decisión correcta de renunciar a su cargo estaría en este punto ejerciendo un valor de servicio hacia la democracia.

En conclusión, Laura Borràs ha sido condenada por corrupción y está en la cuerda floja de su cargo en el Parlament. Si bien cada persona es libre de decidir su futuro, lo más adecuado y conveniente para el bien de la democracia es dar un paso al lado. Una renuncia a su cargo sería el mejor camino para que Cataluña, y el país en general, crezcan moralmente. Esperemos que Borràs tenga esto en cuenta.

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