En una sesión que marcará sin dudas un antes y un después en la política española, la primera sesión de control del año en el hemiciclo ha dado mucho de qué hablar. En ella, aunque físicamente juntos, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz mostraron una distancia inusualmente palpable, evidenciando una fractura en el seno del Gobierno que ha sacudido los cimientos del Congreso. El epicentro de este terremoto político no es otro que la controversia que rodea a la tributación de la reciente subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), medida impuesta por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y fuertemente rechazada por la plataforma Sumar.
La propuesta de Hacienda no solo ha conseguido dividir a los miembros del Gobierno, sino que ha provocado una alianza casi inédita entre el Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, y distintos socios de izquierda del actual Ejecutivo, incluido Sumar. Todos juntos buscan forzar una rectificación por parte del Gobierno, una situación que ha llevado al líder del PP a no desaprovechar la oportunidad para criticar duramente la medida durante su primer cara a cara con Sánchez en este contexto. Feijóo acusó al Gobierno de «confundir el servir a los españoles con sacar tajada de ello», aseverando que retener parte del SMI «ni es progresista ni es justicia social».
La salida a esta crisis propuesta por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, añade aún más leña al fuego. La política anunció una proposición de ley en el Congreso para eximir del pago de IRPF a los trabajadores que cobren el salario mínimo, una medida similar a la registrada por el PP, lo cual subraya la inusual «pinza» que esta situación ha generado. Podemos y otros socios habituales del Gobierno, como ERC o Bildu, también han mostrado su rechazo a la tributación del SMI, ensanchando la brecha dentro de la coalición gubernamental.
La defensa del presidente Sánchez hacia su política económica, subrayando el incremento del 61% en el SMI durante los últimos siete años, contrasta con la realidad de un Gobierno que muestra fisuras notables en su unidad. La ausencia de María Jesús Montero en el Congreso, alegando motivos de salud, delegó en Díaz un papel central en las discusiones, quien fue vista charlando con Sánchez antes de que comenzara la sesión.
Mientras tanto, el PP se posiciona, observando como la crisis interna del Gobierno podría representar una oportunidad para recuperar terreno político, especialmente tras las críticas a la gestión de Feijóo sobre medidas económicas previas.
En resumidas cuentas, la división en el Gobierno sobre la tributación del SMI ha abierto un complejo debate en el panorama político español, planteando importantes desafíos para la cohesión de la coalición gobernante y abriendo interrogantes sobre el futuro inmediato de algunas políticas económicas claves. Con el Congreso como escenario principal de esta disputa, los próximos movimientos de ambos bandos serán cruciales para determinar si es posible encontrar una solución consensuada o si, por el contrario, la crisis se agudizará, afectando la estabilidad del Ejecutivo.