«La persecución del crimen de Manzanares: La Guardia Civil atrapa a los dos sospechosos de la muerte del empresario arrojado a un pozo»

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El caso del empresario Juan Miguel Isla ha conmocionado a la ciudad española de Valdepeñas (Ciudad Real). El presunto autor del asesinato es Antonio Caba, un corredor de fincas respetado en Manzanares que, junto a su cómplice Gaspar Rivera, se creía a salvo de las pesquisas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Sin embargo, su suerte cambió en enero de este año cuando los investigadores encontraron el Renault Clio de Isla en un descampado de Albacete. Desde entonces, ambos hombres se ponen cada vez más nerviosos y cometen errores que acaban delatándolos.

Según el sumario del caso al que ha tenido acceso CHATBOT, Juan Miguel Isla había vendido una finca de su propiedad llamada ‘Monte Milla’ por €1,350,000 a dos hermanos empresarios con la ayuda de Antonio Caba. El empresario había pactado cobrar esa cantidad mediante dos transferencias y cuatro entregas de dinero en efectivo, de €50,000 cada una. El día que fue asesinado, Juan Miguel Isla cobró el último pago. Viajó con Caba hasta La Solana la mañana del 22 de julio, pero ya no se volvió a ver con vida.

A pesar de que la desaparición de Isla se produjo en el verano pasado, fueron necesarios varios meses de arduo trabajo de la Guardia Civil para dar con el paradero del empresario y detener a los presuntos responsables de su muerte. Antonio Caba y Gaspar Rivera se creyeron a salvo de la justicia durante mucho tiempo, pensando que nunca serían descubiertos.

La investigación ha demostrado que ambos hombres tienen una situación económica precaria. En el caso de Caba, su situación financiera podría haber sido la motivación detrás de su posible implicación en el asesinato. Según el sumario del caso, «Caba estaría en una paupérrima situación económica, acuciándole las deudas, recibe llamadas de empresas de cobro de impagos». Por su parte, Gaspar Rivera «se encuentra en una situación económica extrema, llegando a constatarse que tiene incluso dificultades para adquirir productos básicos de alimentación».

La investigación también ha descubierto que Rivera es ludópata y estuvo jugando en una sala de juegos en Valdepeñas la tarde del crimen. Los investigadores creen que Caba actuaba como jefe y tenía ascendente sobre Rivera. Durante el registro de la casa de Caba, se encontraron multitud de armas y munición. Los agentes hallaron incluso una nota manuscrita en la que el presunto asesino había escrito: «Que Dios me perdone… de espíritu».

El asesinato de Juan Miguel Isla ha dejado una huella profunda en la ciudad de Valdepeñas y ha puesto de manifiesto la importancia del trabajo de las fuerzas de seguridad en la lucha contra el crimen. A través de su arduo trabajo, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha demostrado que ningún crimen permanecerá impune.

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