El uso de submarinos semisumergibles por parte del narcotráfico no es algo nuevo, pero sí marca una nueva era en la lucha antidroga. Estos submarinos obligan a cambiar las estrategias policiales y su metodología para la detección de grandes envíos de cocaína desde Sudamérica a Europa. Desde el primer artefacto localizado en Galicia en 2006, se ha constatado que este método ideado para el camuflaje de la droga, que los cárteles colombianos utilizan desde hace casi tres décadas, catapulta a las tripulaciones gallegas como colaboradores necesarios en un negocio desatado por la alta demanda de drogas.
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