La Fiebre por la Colombicultura: Pasión y Tradición en Alza

La pasión por los palomos: tradición, deporte y misterio en la colombicultura española

Bajo un sol mediterráneo que ilumina las ramas de un árbol en un pueblo alicantino, un grupo de veinte personas permanece absorta observando a dos palomas posadas. La escena, aparentemente cotidiana, esconde un universo de tradición, competición y devoción que mueve a más de 30.000 aficionados en toda España. No se trata solo de aves comunes, sino de ejemplares criados con mimo, cuya crianza y habilidades están regladas como deporte desde los años 40.

Una tradición con raíces árabes
La colombicultura no es un fenómeno nuevo. Su origen se remonta al siglo I, cuando los árabes introdujeron en Murcia y Valencia la costumbre de valorar estas aves por su carne, plumas y abono para los cultivos. «Medían el prestigio de una familia por los palomos que poseían», explica José Luis Morató, presidente de la Real Federación de Colombicultura de España. Hoy, la práctica se ha transformado en un deporte federado presente en casi todas las comunidades autónomas —excepto País Vasco y Navarra, por su clima menos favorable—. Solo en la Comunidad Valenciana hay 9.000 licencias, mientras Andalucía y Murcia rondan las 5.000.

Deporte de élite y belleza alada
La colombicultura se divide en dos vertientes: la deportiva, donde los palomos demuestran su habilidad para cortejar y agrupar a las hembras, y la de raza, enfocada en la belleza morfológica. La primera es un camino de obstáculos: de los 25.000 ejemplares que compiten en concursos comarcales entre diciembre y enero, solo 100 llegan a la final nacional. «Es una Champions aviar», bromea Morató. En cambio, los concursos de raza, más populares en Andalucía, premian atributos como el plumaje o la estética, bajo rigurosos estándares regulados incluso por leyes autonómicas.

El robo que conmocionó a la comunidad
Recientemente, el hurto de tres palomos valorados en 170.000 euros en Fortuna (Murcia) —llamados Sordo, Gran Capitán y Joker— reabrió el debate sobre el valor real de estas aves. La Guardia Civil investiga el caso, pero Morató resta importancia a las cifras: «Es una exageración. El valor es sentimental». Sin embargo, el robo de palomos no es raro: solo en Alicante desaparecen unos 600 al año, ya sea por travesuras juveniles o encargos fraudulentos. «No tiene sentido robarlos: sin documentación, no pueden competir ni venderse», aclara.

¿Cuánto vale un palomo?
El mercado de compraventa es casi inexistente en este mundo. Aunque algunos ejemplares campeones, como Don José, han sido valorados en 40.000 euros, Morató insiste: «Nadie vendería a su perro; con los palomos pasa igual». Pese a ello, los robos siguen generando denuncias con cifras millonarias, un fenómeno que preocupa por el efecto llamada que podría generar.

Bajo la sombra de los árboles mediterráneos, entre murmullos de aficionados y el aleteo de aves entrenadas, la colombicultura sigue viva como un deporte lleno de pasión, historia y algún que otro misterio. Porque más allá de los números, lo que verdaderamente vuela aquí es el corazón de quienes dedican su vida a estos extraordinarios animales.

Scroll al inicio
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.