La Generalitat Valenciana afronta una tormenta financiera: su deuda rozará los 75.300 millones en 2029
La agencia Fitch Ratings ha encendido las alarmas: la deuda de la Generalitat Valenciana crecerá un 25,5% en los próximos cuatro años, alcanzando los 75.300 millones de euros en 2029, frente a los 60.300 millones actuales. La calificación autonómica se mantiene en BBB, un grado de inversión no especulativa pero lejos de la excelencia (AAA). El diagnóstico es contundente: los desequilibrios entre ingresos y gastos obligarán a la comunidad a endeudarse aún más, aunque el respaldo del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) del Estado actúa como paraguas.
El FLA, un salvavidas con caducidad
El 91% de la deuda valenciana depende ya del Tesoro Público, lo que reduce el riesgo de impago pero traslada la presión a Madrid. Fitch destaca que el coste de la deuda es bajo (1,5% en 2024) y que la exposición a tipos variables es mínima. Sin embargo, el pronóstico dibuja un escenario preocupante: en solo cuatro años, el endeudamiento aumentará en 15.000 millones, una cifra superior a los 11.200 millones que el Gobierno planteó perdonar la semana pasada.
La Generalitat, gobernada por el PP y Vox, rechaza de momento esa quita, pero si finalmente se aplica, el pasivo retrocedería a niveles anteriores. Mientras, Valencia sigue siendo la autonomía con mayor deuda respecto a su PIB, lastrada por una infrafinanciación crónica y déficits recurrentes.
Advertencias sin filtros
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha sido aún más crítica. En julio alertó del «riesgo acentuado» de incumplir los objetivos de déficit y gasto en 2025-2026, señalando directamente las rebajas fiscales del Consell y la falta de medidas correctivas en su Plan Económico Financiero (PEF). El informe recoge que las bajadas de impuestos —como la eliminación del tributo de sucesiones o las bonificaciones en Patrimonio— restarán ingresos clave: 127 millones en 2024 y hasta 83 millones anuales en transmisiones patrimoniales.
El conflicto con el Ministerio de Hacienda agrava la situación. La negativa de María Jesús Montero a inyectar 2.500 millones extras del FLA forzó a la Generalitat a un crédito bancario con intereses más altos, una solución parche que no evita nuevas tensiones: AIReF prevé un déficit del 2,5% del PIB en 2025, muy por encima del 0,1% fijado por el Gobierno.
¿Recaudación suficiente?
La consellera de Hacienda, Ruth Merino, defiende que los ingresos tributarios crecieron un 21,5% hasta julio, gracias al auge del sector inmobiliario. Pero ese boom no basta. AIReF cuestiona el optimismo del PEF valenciano, que cifra el déficit en 1,2% para 2025 frente al 2,5% estimado por el organismo. La clave está en el gasto: mientras la Generalitat proyecta reducirlo un 2% el próximo año, AIReF anticipa un aumento del 4%.
Conclusión: decisiones urgentes
El informe deja claro que, sin ajustes reales, la deuda seguirá desbocada. Las rebajas fiscales, aunque populares, erosionan la solvencia. Y mientras el Consell insiste en la infrafinanciación, Bruselas y Madrid exigen disciplina. Valencia navega contra corriente: necesita liquidez, pero cada préstamo hipoteca su futuro. El reloj sigue corriendo.