Una primavera de récords: lluvias históricas y calor extremo anticipan un verano abrasador
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha encendido las alarmas en ocho provincias, con Huesca y Zaragoza en nivel naranja, debido a la combinación de tormentas violentas y temperaturas sofocantes. Mientras tanto, en Madrid, la policía localizó a un matrimonio de ancianos con alzhéimer desmayados por el calor, un episodio que refleja los riesgos de la subida inusual de los termómetros.
La primavera más lluviosa en décadas
Este año, la primavera ha cerrado con cifras que desafían los registros históricos. Según la Aemet, ha sido una de las más lluviosas desde 1961, con marzo como protagonista indiscutible: en ese mes cayeron 149 litros por metro cuadrado, más del doble de lo habitual y el tercer marzo más húmedo de la serie histórica. En estaciones como Madrid-Retiro, las precipitaciones rozaron la lluvia anual típica en solo 30 días.
La magnitud del fenómeno queda clara al revisar los récords batidos: 14 estaciones registraron máximos históricos, con casos como el Puerto de Navacerrada (superando los 950 mm) o Huelva (339 mm), donde las diferencias con años anteriores superaron los 100 mm. "Fue una primavera excepcional, especialmente en el centro y sur peninsular, donde algunas zonas vivieron la más lluviosa desde que hay datos", destacó la Aemet en un comunicado acompañado de gráficos reveladores.
De la montaña rusa térmica al preludio de un verano ardiente
Abril marcó un giro abrupto: las temperaturas subieron más de un grado sobre la media, con zonas del Levante, sur y Baleares catalogadas como "muy cálidas". Mayo, aunque más templado, cerró con una ola de calor temprana: Córdoba y Sevilla superaron los 40 °C, y Zaragoza alcanzó 37,5 °C, valores propios del verano.
Pero lo peor podría estar por venir. La Aemet advierte de que este verano será "más caluroso de lo normal", especialmente en el Mediterráneo, Baleares y Canarias. En cambio, las lluvias son una incógnita: no hay tendencias claras, aunque, como es habitual, se esperan tormentas esporádicas y mal distribuidas.
Crisis climática: más extremos, menos predictibilidad
La alternancia entre el frío húmedo de marzo y el calor récord de mayo confirma una tendencia preocupante: el clima se vuelve cada vez más errático. "Los patrones tradicionales se rompen; ya no hay estaciones estables, sino oscilaciones bruscas", explica un informe de la Aemet, que vincula estos fenómenos al cambio climático. Episodios como las lluvias torrenciales, seguidas de sequías y olas de calor, se intensifican, desafiando la capacidad de adaptación del territorio y poniendo en riesgo a grupos vulnerables, como los ancianos hallados en Madrid.
Mientras las alertas por calor y tormentas se multiplican, una pregunta queda en el aire: ¿será este verano otro capítulo en la escalada de fenómenos extremos? Los datos, por ahora, no invitan al optimismo.