La iniciativa está liderada por la Sección de Biología y en el marco del Proyecto CanBio, cofinanciado por el Gobierno de Canarias y Loro Parque, monitoriza la tropicalización de las comunidades de algas e invertebrados.
Un grupo de científicos de la Universidad de La Laguna investigan efectos del cambio climático en las costas de Tenerife y evalúan cómo cambian las comunidades de algas e invertebrados costeros, con el aumento de la temperatura. Con esta iniciativa denominada BIOMAR y en el marco del Proyecto cambio, que aúna distintas investigaciones centradas en los efectos del cambio climático, el equipo se dispone a monitorizar el incremento de la temperatura media del agua e identificar lugares que más lentamente se calientan (los denominados refugios fríos). Esto es posible gracias al trabajo conjunto con el Gobierno de Canarias y Loro Parque, que financian el proyecto con dos millones de euros, durante 4 años.
El estudio está dirigido por la profesora Sabrina Clemente, de la Facultad de Ciencias (Sección de Biología) de la Universidad de La Laguna, que junto a su equipo de investigación tiene como objetivo identificar en la isla de Tenerife las zonas del litoral isleño potencialmente más resistentes a los efectos del cambio climático que puedan ser consideradas “refugios climáticos marinos” explicó. También analizan “exhaustivamente las comunidades de organismos existentes de dichas zonas para conocer su biodiversidad, estructura, funcionamiento y las principales relaciones entre los organismos que en ella predominan”, apuntó Clemente. Asimismo, la evaluación de la capacidad de adaptación de las comunidades marinas, permitirá “preparar algunas medidas de restauración de las comunidades de algas más productivas de Canarias, que puedan ser de utilidad cuando el mar se tropicalice, en el escenario de cambio climático”, puntualizó la investigadora.
En las últimas semanas el equipo de investigadoras de la ULL se desplazó a Punta del Hidalgo para analizar las características de los zoantídeos –corales marinos que pertenecen al orden Zoantharia- presentes en el intermareal y tomar muestras de agua, para analizar diferentes características: contenido en materia orgánica, concentración en clorofilas, y así conocer la calidad del agua. Se volverá a hacer el estudio en 6 meses. De esta forma, se observarán las variaciones que se producen en estas comunidades marinas, De acuerdo a Sonia Fernández, miembro del equipo de trabajo, la hipótesis es que “aumentará el número de los zoantídeos sustituyendo las macroalgas que hay en la isla a raíz del cambio climático”.
Las muestras de agua se almacenan en congelación para su posterior análisis en el laboratorio de la Facultad de Biología, para después medir la cantidad de clorofila entre otros parámetros abióticos. Después de todo este proceso, se conseguirá vislumbrar la calidad del agua en las zonas de estudio donde se están registrando importantes cambios en las comunidades marinas.
Este tipo de estudios ayudarán con el conocimiento que permitirá proteger las comunidades costeras de fondos rocosos y evitar la proliferación de organismos que compiten con las algas por el hábitat (rocas) y que son más típicos de ambientes tropicales.