Desde la tarde del pasado martes, un devastador incendio forestal se ha cernido sobre la localidad de Penáguila, en el interior de Alicante, obligando al desalojo preventivo de sus 800 habitantes. Según las investigaciones preliminares, el fuego pudo haber sido originado por una chispa generada durante trabajos en la depuradora de la cercana localidad de Benasau. La chispa habría prendido en condiciones de particular sequedad, lo que facilitó la rápida propagación de las llamas hacia áreas forestales y agrícolas circundantes.
Salvador Catalá, el alcalde de Penáguila, comunicó a los medios que, aunque la situación del incendio muestra una evolución favorable, hasta el momento no ha sido posible declarar el fuego como estabilizado. La medida de desalojo afectó especialmente a Penáguila, población que ve multiplicarse su número de habitantes en verano debido a visitantes y residentes temporales que se suman a los 350 habitantes permanentes.
Muchos de los evacuados han encontrado refugio en sus residencias principales en ciudades como Alcoy y Alicante, mientras que aquellos cuyo único hogar se encuentra en Penáguila han sido acogidos en un albergue en Benifallim, con el apoyo de la Cruz Roja.
La consternación es palpable entre los vecinos, que esperan ansiosos poder regresar a sus hogares en las próximas horas. Según el alcalde Catalá, «hemos pasado toda la noche sin dormir», una frase que refleja la incertidumbre y preocupación que embarga a la comunidad.
El origen del incendio sigue siendo objeto de investigación, aunque todo indica que una chispa de una radial, utilizada en obras en la depuradora de Benasau, fue el desencadenante. Este pequeño incidente escaló rápidamente dadas las condiciones secas de la vegetación en la zona, incluyendo pino, olivo, y almendro, agravadas por la topografía de barrancos.
Para combatir el fuego, se han movilizado extensos recursos incluyendo tres medios aéreos—que aumentarán a siete durante la jornada—, 15 dotaciones del Consorcio Provincial de Bomberos con 60 efectivos, ocho Unidades de Bomberos Forestales con aproximadamente 35 integrantes y 40 miembros de la Unidad Militar de Emergencias.
Este incidente no solo pone de manifiesto la volatilidad de las condiciones forestales durante el verano sino también la importancia de la precaución en todas las actividades que puedan dar lugar a incendios, en un contexto de creciente preocupación por la frecuencia e intensidad de estos desastres naturales.
