El Ministerio del Interior español ha resuelto proceder con la devolución a Marruecos de diez activistas saharauis que se encontraban en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas después de que su solicitud de asilo fuera rechazada. Los individuos, que poseían documentación marroquí, habían iniciado una huelga de hambre este domingo como forma de protesta por la negativa del gobierno a concederles el asilo.
Según informaciones proporcionadas por fuentes de Interior a la agencia EFE, aunque diez ciudadanos comenzaron la huelga de hambre, cinco de ellos optaron por desayunar el lunes siguiente, indicando un cambio en su estrategia de protesta. Se ha destacado que el personal sanitario se mantiene en vigilancia constante sobre el estado de salud de los activistas, asegurando que hasta ahora no ha sido necesaria asistencia específica.
La petición de asilo de estos activistas saharauis fue denegada por España, una decisión de la cual no se han divulgado detalles concretos debido a las políticas de protección de datos. Sin embargo, desde el Ministerio del Interior se subraya que, siguiendo la legislación vigente, los individuos serán enviados de vuelta a Marruecos.
Este caso ha suscitado críticas hacia las condiciones en las que se encuentran los solicitantes de asilo en el aeropuerto madrileño. El sábado, familiares de los afectados se congregaron frente a la sede del Ministerio del Interior para denunciar las condiciones «infrahumanas» en las salas destinadas para ellos en Barajas. Protestaban por la falta de higiene, la presencia de chinches, la ausencia de luz solar, y la monotonía de la alimentación proporcionada, la cual, según ellos, no ha variado en veinte días.
Además, se ha informado que la Cruz Roja ha cesado la prestación de sus servicios en Barajas debido a la precaria situación de las instalaciones destinadas a migrantes solicitantes de asilo. Este movimiento subraya la necesidad de mejorar urgentemente las condiciones y el tratamiento que se brinda a estas personas en tránsito.
Actualmente, la sala de asilo del aeropuerto acoge a 57 ciudadanos marroquíes, incluyendo a los diez activistas cuya deportación está programada. Este incidente pone de relieve las complejidades y los desafíos asociados con las políticas de asilo y migración, así como la importancia de garantizar condiciones dignas y justas para quienes buscan refugio.