El trágico fin de semana pasado en Pravia (Asturias) dejó consternada a la ciudadanía tras conocerse el atropello mortal del guardia civil de Tráfico Dámaso Guillén. Guillén, de 48 años y natural de Bailén (Jaén), estaba protegiendo una carrera ciclista aficionada cuando un hombre de 29 años le arrolló con su vehículo, causándole la muerte.
El conductor, quien previamente había atacado a un hombre con un hacha y robado el coche que usó para cometer los delitos, ha sido enviado a prisión por orden del juzgado de Pravia. La Fiscalía le acusa de ocho delitos diferentes, incluyendo homicidio imprudente, conducción temeraria, robo con violencia e intimidación, atentado a agentes de la autoridad, y homicidio en grado de tentativa por el ataque con el hacha.
La noticia ha conmocionado al país, y muchos se preguntan cómo pudo ocurrir algo así. El guardia civil Guillén, que se encontraba en pleno servicio cuando fue atropellado, había decidido atravesar su moto en la carretera para bloquear el paso y proteger a la carrera ciclista, formada por menores de entre 14 y 15 años e incluso más jóvenes.
La acción heroica de Guillén no impidió que el conductor hiciera caso omiso de los agentes de la autoridad que le indicaron que parara su vehículo, y finalmente arrollara al guardia civil causándole la muerte. El conductor, que ya tenía antecedentes penales, ha sido detenido y puesto a disposición judicial.
La Guardia Civil ha querido rendir homenaje a su compañero fallecido. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha expresado sus condolencias por la «triste e injusta pérdida» de Guillén, y ha destacado su labor y sacrificio en el cumplimiento de su deber.
Estos eventos trágicos vuelven a poner en el punto de mira la importancia de proteger a los agentes de la autoridad que trabajan para garantizar nuestra seguridad en las carreteras. Muchos han mostrado su apoyo a la Guardia Civil y han demandado una mayor protección para los agentes que trabajan en situación de riesgo, como la elaboración de protocolos más estrictos para garantizar su seguridad. Es fundamental que se tomen las medidas necesarias para evitar que su sacrificio siga siendo inútil.
En definitiva, el atropello mortal del guardia civil Dámaso Guillén ha sido un suceso trágico y doloroso que ha afectado a todo el país. La Guardia Civil ha perdido a uno de sus agentes en el cumplimiento de su deber, y la sociedad ha perdido a un hombre dedicado a proteger nuestra seguridad en las carreteras. Esperamos que se haga justicia y se tomen las medidas necesarias para evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir. Descanse en paz, Dámaso Guillén.
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