En un giro inesperado que parece sacado de las páginas de una novela de espionaje internacional, Gibraltar ha reclamado formalmente a España la devolución de un bloque de hormigón que ha sido sustraído de sus aguas territoriales y que actualmente se encuentra en la sede central del partido político Vox, en Madrid. Este insólito suceso implica directamente a Javier Ortega Smith, portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid y antes secretario general de la formación, quien extrajo personalmente este objeto en 2014 durante una acción que todavía resuena en los anales de los enfrentamientos políticos y territoriales entre España y Gibraltar.
El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, ha sido la voz que ha anunciado esta reclamación durante el Día Nacional de Gibraltar, acentuando la determinación del pequeño territorio británico en recuperar lo que consideran un bien soberano robado por parte de un partido político español. “Vamos a traer de vuelta nuestro bloque,» afirmó Picardo, indicando una posición firme y sin aparente margen para la negociación.
La extracción de este bloque de hormigón no fue un acto fortuito ni menor, ya que en 2014, este episodio desencadenó una orden de búsqueda y captura exclusiva en Gibraltar contra Ortega Smith, quien enfrentó una condena simbólica de diez años por su acción, considerada no solo como un acto de provocación, sino también como una violación a la soberanía del Peñón.
Esta demanda viene en un momento particularmente delicado, pues la negociación del encaje de Gibraltar post-Brexit entre Reino Unido, la Unión Europea y España está llegando a sus estadios finales. Picardo ha sido enfático en que la devolución del bloque constituye no solo una cuestión de soberanía y jurisdicción, sino también una cuestión de principios. “Nunca entregaremos ninguna parte de nuestra soberanía, jurisdicción o control,” destacó el ministro principal, añadiendo que el gobierno de Gibraltar “no descansará hasta recuperarlo, tome el tiempo que tome.”
Este incidente subraya las tensiones persistentes en torno a Gibraltar, una colonia británica cuya soberanía sigue siendo un punto de fricción entre España y el Reino Unido. Mientras tanto, Vox aún no ha respondido formalmente a la reclamación, dejando abierta la pregunta sobre si este bloque de hormigón, aparentemente insignificante pero cargado de enorme simbolismo político, será retornado a las aguas de Gibraltar desde donde fue sustraído hace casi una década.
En medio de negociaciones tensas y declaraciones firmes, el bloque de hormigón se ha convertido en un peculiar pero potente símbolo de la soberanía y los conflictos territoriales que aún afectan a Gibraltar y su relación con España tras el Brexit, poniendo de manifiesto que, en política, incluso los actos más insólitos pueden tener un impacto y resonancia profundamente significativos.
