La Fundación Madrina se reunió el pasado martes 22 de junio con representantes del Ministerio de Transición Ecológica y expuso su proyecto de Pueblos Madrina, que se viene desarrollando desde hace 17 años. En este periodo, el proyecto ha logrado alojar a más de 300 familias y 1.000 niños en aldeas y pueblos de toda la geografía española. En la actualidad, la lista de espera es de 700 familias, que esperan poder empezar una nueva vida en un pueblo español.
En un principio, el perfil de las familias eran inmigrantes y asilados antes de la pandemia. Ahora, y con motivo de la crisis social derivada, el 50% son familias españolas y en nueva pobreza. El proyecto rural de la Fundación Madrina incluye “abuelos madrina” y “pueblos madrina”. Los primeros son aquellos abuelos del entorno rural que “adoptan” a una madre gestante o madre joven no menor a cargo, con el objetivo de acompañarla en su soledad, y por otra parte, beneficiar a madres jóvenes con un hogar y la compañía humana que pueden dar unos “abuelos madrina” para el menor, ofreciendo un entorno seguro.
Por otra parte, muchos de los pueblos de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, y valles, como el Amblés, Ambroz, La Corneja, entre otros, se ven beneficiados con la colonización de nuevas familias con hijos menores en edad escolar. Aguardan otros muchos más en las comunidades de Aragón, Galicia y Andalucía.
Estas familias consiguen que los pueblos pequeños de menos de 500 habitantes no cierren su escuela, como sucedió en Berrocal en el valle de la Corneja, donde dos familias con 8 y 3 hijos consiguieron que del cierre de la escuela ahora se abran os aulas. Por otra parte, las familias se benefician al tener un hogar estable y los niños un ambiente mucho más humano.
El hábitat más humano para los niños
Pueblos Madrina es un proyecto parecido para los niños de acuerdo a los responsables de la Fundación, y considera a los pueblos como el “hábitat más humano y estable” para la crianza y educación de los hijos. En el mes de abril nació el primer bebé en Ávila de estas familias “colonos”. Muchas familias expresan que cuando llegaron a los pueblos “han encontrado la felicidad y la libertad”. Por su parte, los abuelos de las poblaciones realojados verbalizan que con los niños que trae Fundación Madrina es como “si les hubiera tocado la lotería”. El pueblo ahora puede sobrevivir unos años más y eso les da más esperanza de vida a los abuelos. Incluso ahora “se rompen las farolas”, el alcalde se enfada, pero el presidente de la Fundación le replica que esté contento porque eso significa que hay más vida en su pueblo.
Las familias comentan que, en los barrios de las ciudades, no dejaban salir de sus casas a sus hijos, que se la pasaban horas frente a la TV y en videojuegos todo el día, por el miedo a la calle, a las drogas y a la delincuencia en los barrios marginales. Muchos de ellos, especialmente niñas preadolescentes, sufrían estrés, pérdida de cabello y fracaso escolar a causa del entorno en donde vivían. La tensión de la familia con riesgo de calle y las neveras vacías de alimentos, o la falta de dinero para la merienda. En contraposición, cuando los niños llegan a las zonas rurales, cambian. No quieren volver a la ciudad, empiezan a tener buenas notas y ser felices. Dicen que antes no entendían las asignaturas y el profesor no les ofrecía tiempo, dedicación que ahora tienen al ser 6 alumnos por clase frente a los 30 de las ciudades.
De colas del hambre a colas de familias sin techo
La crisis económicas sin precedentes generó una pobreza muy dura en familias que anteriormente no habían pasado por necesidades. Esta pandemia demostró lo vulnerables que son las familias que tienen hijos menores, así como el elevado número de hogares que viven con el día a día, y que se desequilibraron al perder el empleo.
La sociedad quedó devastada y la crisis económica generó un quiebre social con consecuencias que no se habían visto desde la Segunda Guerra Mundial. Cada vez hay más familias con deudas que crecen mes a mes, dando a luz una nueva pobreza materno-infantil severa de familias especialmente con hijos menores, y muchas situaciones de calle. De hecho, las “colas del hambre” se están transformando en “colas de familias sin techo”. Y esto a pesar de que con la eliminación del Estado de Alarma ha descendido un 52% las “colas del hambre”, sin embargo, muchos presentan trabajos muy precarios que motiva que uno de los miembros tenga que venir a recoger alimentos, además de que el 48% restante está en condiciones de vulnerabilidad mayor.
Cada vez es mayor el número de familias españolas que no pueden soportar la situación derivada de la crisis, como los autónomos con cese de actividad en sus pequeños negocios, y los despedidos de empresas. En su mayoría, estas familias no solamente perdieron el trabajo, sino que también carecen de la posibilidad de recibir ayudas, ya que siete de cada diez familias vulnerables no recibirán o se les ha denegado la ayuda mínima vital a causa de una deficiente, a causa de una deficiente ingeniería social mal diseñada y peor implementada.
La Fundación Madrina prevé que la crisis económica durará medio ciclo económico de 7 años. Considera que: “La crisis ha llegado para quedarse al no haber expectativas de generación de empleo urbano, donde radica el mayor porcentaje de la población afectada”. Todo esto está generando una nueva pobreza de familias medias españolas, que tenían un trabajo antes de la pandemia y que ahora engrosan las listas de una pobreza estructural permanente y creciente, invisible para una sociedad que mira hacia otro lado, mientras no se vea afectada directamente.
Muchas familias, en especial las que tienen niños menores, estiraron sus ahorros para el pago de alquileres y facturas de luz, calefacción y manutención, pero con la crisis continuando sin tregua, el trabajo escasea y no hay perspectivas de generación de empleo. Por eso, las familias se ven obligadas a contar con la ayuda de las pensiones de los abuelos, que han tenido que mantener, en lo posible, a los hijos y los nietos. Eso los empuja a renunciar al empadronamiento y en consecuencia a las posibles ayudas de la Seguridad Social. En algunos casos viven hacinados y sin recursos, lo que provoca consecuencias psicológicas nefastas, especialmente en los niños y adolescentes.
Esta crisis social está ocasionando una crisis emocional aún mayor, con fuerte aumento en los casos de depresión, ansiedad y trastornos psicológicos que han llegado para quedarse. A la Fundación están llegando mujeres, incluso casadas, que se están planteando no tener hijos o no seguir con su embarazo, lo que puede llevarnos a una clara disminución de la población, un “baby crack”.
La sostenibilidad en Pueblos Madrina
Las grandes urbes se están convirtiendo en una gran trampa mortal para las familias con hijos menores, que pierden trabajo e ingresos, mientras las ayudas sociales no llegan, lo que provoca que también pierdan su hogar. Su única salida es el campo, el mundo rural donde encontrarán un hábitat más humano y sostenible para ellas y sus hijos, los Pueblos Madrina.
La pobreza materno-infantil se ceba especialmente en las grandes urbes con las familias en extrema vulnerabilidad con hijos menores. Sin embargo, es en las zonas rurales despobladas donde más se valora la presencia de los niños, que llenan de vida los pueblos envejecidos y con pocos habitantes.
En breve se vivirá un éxodo masivo de familias con hijos menores, colonizando la España vaciada, sin distinguir las clases sociales, y con una única característica común a todas ellas: trasladarán muchos niños.
La Fundación trata de luchar contra la pobreza energética, generando Cooperativas energéticas o Comunidades energéticas. Con este fin la Fundación, en colaboración con “Light forHumanity”, proporcionará electricidad a los Pueblos Madrina y también a la Cañada Real en Madrid.
Se busca alcanzar la autosuficiencia o “soberanía energética” de pueblos de la España vaciada y la generación de empleo rural, con este propósito Fundación Madrina se asocia con la Fundación “LightforHumanity” y con diferentes ingenieros técnicos y forestales de escuelas técnicas de Madrid y de España.
Este concepto de “traje a medida” que desea impulsar la Fundación Madrina en cada área rural de la España vaciada, lo realizará a través de los 4 ejes de su programa de Pueblos Madrina, que corresponden a las 4Rs de repoblación, reforestación, reconstrucción y revalorización. Con ello, se quiere desarrollar una repoblación rural más humana, accesible y sostenible en el tiempo, y que enraíza en los pueblos a las familias más vulnerables como ya lo está haciendo a lo largo de los valles repoblados de Ambroz, Corneja, Ambles, en Ávila, Cuenca y Toledo.
En este sentido, se desarrollarán determinados proyectos forestales en la España Vaciada, de la mano de ingenieros agrónomos y forestales en una especie de “traje a medida” para cada pueblo que aproveche su entorno y riqueza ecológica, con el fin de generar empleo rural, 4 o 5 empleos por pueblo.
Se crearán igualmente viveros forestales y de plantas ornamentales, también se crearán hornos de leña vegetal y plantas de biomasa, entre otros proyectos.
Cada proyecto estará tutelado desde la Escuela de Ingenieros Forestales de Madrid, y servirá para un trabajo de fin de curso de los alumnos que finalizan la carrera.
Estos proyectos estimulan una cultura más valiosa de reciclaje y de uso eficiente de la energía solar, mediante un consumo mayor en horas pico, así como el planteo de otras alternativas energéticas como la Aerotermia, Biomasa o el Biogás. El objetivo es generar energía solar fotovoltaica a través de paneles solares a medida y baterías recicladas, con el fin de conseguir Internet en las casas, dar datos para estudios escolares, para mantener la nevera del hogar, la lavadora, conseguir luz, y también para la televisión. Así como obtener calor de manera eficiente a través de calderas de leña, gas en la cocina, caldera y en el termo.
Por otra parte, se está investigando la posibilidad de que los pueblos de la España vaciada generen sus propios mini vehículos solares o eléctricos, para trayectos cortos y para pocas personas y peso. Los vehículos podrían recargarse conectándose a cualquier enchufe casero.